martes, 30 de octubre de 2012

Las aves en la literatura clásica ibérica: Las aves de las fábulas de Esopo




Las aves en las fábulas de Esopo

            Ya hemos visto, cuando hablamos del Libro de los Gatos, el carácter moralizador de las fábulas. En esta ocasión vamos a ver las fábulas de Esopo,  protagonizadas por aves, que aparecen en el libro  La vida y fábulas dell Ysopo, que el editor valenciano Juan Joffré publicó en 1520. Como veremos algunas ya aparecían en el Libro de los Gatos.
            Las aves mencionadas son el Milano, Grulla, Águila, Cuervo, Golondrina, Paloma, Halcón, Cigüeña, Graja, Ruiseñor, Buitre, Corneja, Avutarda y Ánsar. Los textos no nos dan muchos datos biológicos, pero nos idea del estatus que tenía cada una de estas aves en el ideario de la época.

La fábula del mur y rana y del milano.
Aquél que piensa mal y cosas contrarias contra otro no puede huyr, según que d' esta fábula se muestra.
El mur, queriendo passar un río, demandó ayuda a la rana, la qual se le ofreció mucho y dixo que era contenta de lo passar muy seguramente ymaginando entre sí de lo ahogar e matar, y díxole:
-Porque passes más seguramente ata tu pierna a la mía.
Y el mur, creyendo a sus palabras, dexóse atar con ella. E llegando en medio del río, la rana començó a meterse dentro en el agua por afogar al cuytado del ratón, el qual puso sus fuerças por se tener encima del agua. Ellos estando assí en porfía, sobrevino un milano y arrebató y tomó en sus uñas al ratón que estava sobre el agua y llevó también consigo a la rana que estava atada con él. E assí los despedaçó y comió entrambos.
Significa esta fábula que los que piensan mal y daño a otros y lo ponen por obra a las vezes se destruyen a sí mismo por hazer mal a otros. Y assí perecen los que, so especia de bien, hazen mal.
Muchos, por hacer daño a otros, destruyen a sí mismos
La del lobo y de la grulla.
A cualquier que faze bien al malo puede recebir mal por ello e no bien, de que oyas esta exemplo:
Como el lobo comiesse carne, atravesósele un huesso en la garganta y rogó a la grulla que, como ella tuviesse largo cuello, le quisiesse poner melezinas e le librasse de aquel peligro sacándole aquel huesso. Prometióle por ello de le dar gran galardón. La qual, por sus ruegos e prometimientos le sacó el huesso, e assí guaresció el lobo. La grulla, pidiéndole que le pagasse su trabajo e cumpliesse lo que le prometió, dízese que el lobo le respondió:
-¡O, ingrata y desagradecida! ¿No sabes que tenías tu cabeça dentro en la mi boca de manera que te pudiera degollar si quissiera? Y te la dexé sacar sin te fazer mal. ¿No te parece que te hize gran bien en ello, que me demandas más sobr' ello?
Esta fábula nos demuestra que fazer bien a los malos no aprovecha porque nunca se acuerdan del bien que reciben.
Los malos nunca conocen el bien que les fazen

La del águila y de la raposa.
Esta fábula muestra que los poderosos deven temer a los más baxos y pequeños.
El águila robó y tomó a la raposa los fijos para dar de comer a los suyos. Ella, siguiendo al águila, rogava que le diesse sus fijos. Y viendo el águila cómo ella era poderosa y la raposa más baxa y pequeña no curó d' ella, mas antes la menospreció. La raposa, llena de engaño, traxo fuego y pajas, y cercando el árbol donde estava el águila con sus hijos puso fuego. Y como el humo y la llama aquexassen al águila con sus hijos, forçada ella por causa que los fijos no se quemassen tornó y dio los fijos a la raposa sanos y sin lisión.
Y assí nos enseña esta fábula que no fagamos mal a los pequeños porque no se venguen de nosotros. Ca en muchas maneras podría empecer el menor al mayor y allende serían punidos de la llama y fuego de la justicia divina por ello.
Los grandes no deven hazer mal a los pequeños porque muchas vezes se vengan d' ellos

La del águila e del caracol y cuervo.
El que es seguro y guardado por el mal consejo puede ser confundido, según prueva esta fábula.
Una águila, tomando en las uñas un caracol, boló con él en alto. La qual no podía quebrantar al caracol porque se encogía dentro. Estando assí el águila, no lo podiendo quebrar, sobrevino ende la corneja, y començándole de la alabar, díxole:
-Por cierto, muy buena caça traes, mas si por ingenio no usas, no te aprovecharás d' ella en cosa alguna.
Entonces el águila, prometiéndole parte de la caça, rogóle que le aconsejasse, la qual le aconsejó en esta forma: que bolasse muy alto y que dexasse caer la caça sobre alguna pena, y assí se quebrantaría la cáscara d' él.
-Y en esta manera nos gozaremos y comeremos de tu caça.
E por este mal consejo peresció el caracol, el qual por natura estava escondido y cubierto de la concha.
Quiere dezir esta fábula que muchas cosas se hazen por arte y prudencia y consejo, las quales no se podrían fazer por fuerça.
Muchas cosas se hazen por arte que no se hazen por fuerça

La del cuervo y de la raposa.
Los que dessean y han gozo e ser alabados por palabras, arrepiéntese d' ello quando se veen engañados, de lo qual se pone tal figura.
Un cuervo, tomando de una ventana un queso, levólo encima de un árbol. Lo qual como viesse el raposo, desseando el queso, con palabras engañosas començólo de alabar y dezir en esta manera:
-¡O, ave muy fermosa! No hay en todas las volatilias quien sea semejante a ti, assí en resplandor de color como en disposición y forma muy dispuesta. Si tú oviesses boz clara, no avría en las aves quien te levasse ventaja ni primor.
Y él, gozándose de la vana alabança y queriendo complazer al raposo y mostrarle su boz, començó a cantar. Y abriendo la boca, cayósele el queso que tenía en ella, y no era bien en el suelo quando el raposo lo tenía ya. Y codicioso del queso, en su presencia lo comió luego. Entonces el cuervo gemió de la vana alabança con gran pesar que tenía, el qual no le aprovechava.
Amonesta esta fábula que ninguno deve oyr ni creer las palabras engañosas y de vana alabança, ca la vana y falsa gloria causa y trae verdadero enojo y dolor.
Quando alguno de lo que en él no cabe es alabado, juzgue que la tal alabança trae engaño
La del milano y de la madre.
El que siempre blasfema, de balde ruega en la tribulación, sobre que se pone tal fábula.
El milano, seyendo enfermo largo tiempo, ya desesperado de la vida, rogava a la madre con lágrimas que hiziesse por él romerías y prometiesse votos porque alcançasse salud. Al qual respondió la madre y dixo:
-Hijo, bien faré yo esso que me ruegas, mas he miedo que no aprovechará cosa porque tú has destruydo todos los templos y ensuziaste los altares y no perdonaste aun a los sacrificios, y agora que demandas salud, creo que no se alcançará.
Quiere dezir esta fábula, que al que faze muchos males, quando se vee en tribulación y peligro, no lo oyrán los sanctos si primero no limpia sus maldades. Porque el que en la prosperidad offende a muchos, no hallará en la fortuna amigos, ca quien blasfema y ensuzia los altares, por demás ruega a los sanctos.
El que es blasfemador nunca de los sanctos es oydo en su tribulación

La de la golondrina y de las otras aves.
Quien no toma buen consejo, arrepentir se ha d' ello, de que habla esta figura.
Como las aves todas vieron arar y sembrarse el lino, no ovieron por nada esto. E la golondrina, entendiendo esto, llamadas las otras aves, relatóles cómo esto era un gran mal para ellas. Después, viendo cómo nascía y crecía la simiente, díxoles cómo de cabo:
-Esto se faze y crece en nuestro gran perjuyzio y detrimento. Venid y quitémoslo, ca como creciere farán redes y lazos dende, y los hombres nos matarán por artificios que farán del lino.
Menospreciando el consejo d' ella, todas no curaron de proveer en ello. La golondrina, viendo cómo no querían las aves tomar ni usar del buen consejo, passóse para los hombres para que pudiesse bivir so su amparo y defensión en sus casas. Y las otras, que no curaron del buen consejo, siempre con cuydado biven cayendo en los lazos y redes.
Esto se dirige contra aquéllos que quieren regirse por sus propias opiniones y no quieren tomar el buen consejo de otro. El que esto dexa de fazer toma mal consejo, e quanto menos se cata, con razón cae en redes y lazos.
Quien no tomare el buen consejo, arrepentirse ha d' ello
La de las palomas y milano y falcón.
Esta figura nos enseña que el que se encomienda al mal hombre, en lugar de ayuda e defensión, rescibe daño e perdición de tal defensor.
Las palomas, seyendo muchas vezes espantadas e huydas del milano, por ser seguras e defendidas d' él, tomaron por defensor e señor al falcón fuerte e cruel, pensando que so su amparo serían muy seguras d' él. El falcón, fingiendo y dando a entender que lo fazía por castigo y correción d' ellas, començólas a comer una a una. Entonces se dize que dixo una d' ellas:
-Por cierto, más leve nos era padecer e suffrir las importunidades e abatimientos del milano que tener tal defendedor, ca agora él mismo nos mata y destruye, por el qual pensávamos ser defendidas. Mas, dignamente padescemos todo esto porque nosotras mesmas fuemos causa de nuestro mal.
Significa esta fábula que deve fazer el hombre sus fechos prudente e sabiamente, mirando el fin que le puede seguir, y que mejor es padecer un poco de enojo que, por quitar aquél poco, caer en otro peligro y molestia mayor. 
El que a malo se encomienda, en lugar de defensión halla perdición
La de la raposa y de la cigüeña.
Cómo lo que no quieres para ti no dever procurar a otro, se coje d' esta figura.
La raposa combidó primeramente a la cigüeña y puso ante ella el manjar e vianda rala y no espessa en un plato, del qual no podía bien tomar con el pico. E assí tornó del combite para su casa hambrienta. Después de algunos días, ella rogó a la raposa que fuesse con ella a cenar, e acordándosele de la burla que avía recebido de la raposa, dízese que la cigüeña puso las viandas dentro en una vasija de vidrio, en la qual no podía caber el rostro e boca de la raposa. La cigüeña, començando a comer primero de aquella vianda, e alabándola cómo era buena e sabrosa, rogó a la raposa que comiesse d' ella, la qual, sintiendo la burla e viéndose escarnescida, dízese que la cigüeña le dixo assí:
-Amiga, si buena vianda me diste a comer, toma otra tal. E si lo tomas por mal, perdonar deves, ca es galardón del tu trabajo, e assí se paga una burla o injuria por otra.
Requiere esta fábula a todos los burladores de dicho o de hecho, que quando otra semejante burla se les torna a hazer, que lo tomen en paciencia. 
Si el burlador fuere burlado, súfralo de grado
La de la graja y de los pavones.
Enesta esta fábula que ninguno deve fazer grandes muestras de cosas agenas, mas que es mejor que de esso poco que tiene, se comporte y componga porque quando lo que no es suyo le fuere quitado no sea en vergüença.
La graja, llena de sobervia, tomando una vana osadía, presumió de se componer y vestir de las plumas de los pavones que halló. E assí mucho guarnecida, menospreciando a sus yguales, ella se entró en la compañía de los pavones, los quales, conociendo que era de su naturaleza, por fuerça le quitaron las plumas y le dieron picadas e la acocearon. E assí, escapando medio muerta e gravemente llagada, avía vergüença, como estava assí destroçada o despedaçada, a su propia generación, donde en el tiempo de su pompa, a muchos de los amigos injurió e menospreció. A la qual se dize que dixo una de su linaje:
-Si tú oviesses amado y estimado estas vestiduras que tu naturaleza te dio, assaz te ovieran abastado, como son d' ellas contentas otras tus semejantes. E assí no padescieras injuria, ni de nosotras fueras lançada y echada, y te fuera buena si bivieras contenta con lo que naturaleza te dava. 
El que se ennoblece con lo ajeno, al tiempo que le es quitado queda afrentado
La del ruyseñor y del falcón.
Quien arma assechanças contra otros conviene que tema porque no caya en su mesma malicia, según dize este exemplo.
Como estuviesse assentado el falcón en el nido del ruyseñor para mirar y especular las alvas de las mañanas, halló allí los paxarillos fijos del ruyseñor, el qual viniendo para su nido rogó al falcón que no hiziesse mal a sus hijos. Responde el falcón:
-Faré lo que me ruegas si me cantares bien.
El ruyseñor, por miedo de perder los fijos, aunque no de gana, començó de cantar. Al qual dixo el falcón:
-No cantaste bien.
E assí tomó un hijo e començólo de comer. E a esta misma ora, llegando ende un caçador, lo prendió en un lazo que le armó calladamente y lo echó en tierra.
E assí, aquél que contra otros pone lazos y assechanças, si no se guarda, cae en otras redes y lazos semejantes, por quanto el engañador, mientra defrauda a otro, no se guarda ni mira por sí e assí se engaña él mismo de otros en tanto que él faze mal a otro.
Ninguno haga a otro engaño, que otro está tras él que le arma lazo
La del buytre y de las otras aves.
El buytre, fingiendo que querría honrar el día de su nacimiento, combidó a las otras aves menores a cenar y, como estuviessen dentro en casa, cerró la puerta y començó de matar una a una a todas las otras.
Esta figura significa que los poderosos pocas vezes o ninguna combidan a los menores, salvo a daño d' ellos.
Los menesterosos por su daño son combidados de los poderosos

La de la corneja y de la oveja.
De las injurias que se dizen a los inocentes el Ysopo nos recuenta tal fábula.
Una corneja ociosa e holgazana subió encima de una oveja e assí se estava folgando allí. Y como muchas vezes usasse de fazer este enojo a la oveja, dízese que ella le dixo assí:
-Si al perro enojasses o tentasses según que a mí lo fazes, ¿no sufrirías sus ladridos ni la yra de la su boca?
La corneja habló d' esta manera a la oveja:
-Yo me assiento en los collados fuertes y sé a quién tengo de enojar o no, ca soy de muchos años, y soy mala y áspera a los buenos e humildes, e muy amiga a los malos y fuertes, e tal me criaron los dioses.
Esta fábula increpa a aquellos que a los inocentes e buenos injurian e provocan, e no osan solamente mirar a los malos y fuertes. 
El malo al bueno enoja, que a otro malo no osa
La primera fábula del águila y del cuervo.
El águila bolando de una peña alta arrebató e tomó un cordero de una manada de ovejas, llevándolo en alto. E viendo esto el cuervo, movido de embidia, vase bolando contra un carnero con gran estruendo y boz, pensando de tomar y levar el carnero como el águila. El qual se embolvió e implicó sus uñas en la lana del carnero, de manera que no pudo, por mucho que batía las alas, descabullir y salirse del vellón del carnero. Y como lo viesse el pastor assí estar travado en la lana, corre para el cuervo e tomándolo y cortándole las alas, lo dio a los moços para jugar con él. E como uno le preguntasse qué ave fuesse, respondió el primero:
-Quanto al coraçón fui águila. Agora me conozco que soy cuervo.
Significa esta fábula que el que osa y acomete allende y más que sus fuerças requieren, que muchas vezes cae en fortunas y fazer reyr al pueblo de sí.
Ninguno no cometa hazer a lo que sus fuerças bastantes 

La del águila y del escaravajo.
El aguila yva siguiendo tras una liebre por la tomar. La qual, viendo que se no podía escapar, por no ver a quién se acoger para ser defendida, en cabo vio un escaravajo, del qual pidió socorro y ayuda encomendándosele mucho como menguada de defensor. El escaravajo la recibió en su amparo prometiéndole que él la defendería. En este estante vio cómo el águila se acercava, a la qual él ruega muy afectuosamente que no quiera enojar ni matar la liebre que era de su encomienda. El águila, menospreciando la poquedad del escaravajo, no curó de oyrlo, mas ante él mismo tomó y mató la liebre. El qual, sintiéndose por injuriado, síguela y procura por saber dónde fazía el águila su nido. Por tiempo el águila pone sus huevos. Y como esto supo el escaravajo, subió y boló al nido del águila, donde echó y lançó sus huevos en tierra. El águila, movida y incitada de pesar y manzilla que avía de los huevos perdidos, subió alto para Júpiter, porque es ella ave muy sagrada a aquel Dios, y demandóle que le mande dar un lugar cierto y seguro para poner sus huevos. Él le otorgó que como viere que es tiempo abile, que los ponga en el seno del mismo Júpiter. El escaravajo, como oyesse todo esto, aguardó en qué tiempo pondría el águila los huevos y, sabido quando los puso, él sube bolando con una pella de estiércol donde estava Júpiter y dexa caer la pella en el seno de Júpiter donde estavan los huevos. Y como sintiesse en el seno Júpiter la pella de estiércol, queriendo quitar y echar de su seno el estiércol, en uno con él derribó los huevos del seno. Y desde allí se dize que el águila no pone huevos mientra ay escaravajos.
Quiere dezir esta fábula que no es de injuriar a alguno por pequeño que sea, porque no ay ninguno que sea injuriado que no reciba vengança como vee tiempo.
No es del bueno menospreciar el ruego
La del labrador y de la abutarda.
El que con los malos en compañía es tomado, por ygual pena es pugnido con ellos, según nos enseña esta fábula.
Un labrador paró sus lazos en el campo para tomar las grullas e ansares porque le destruyan sus panes e semientes, y prendió con ellas una abutarda, la qual viéndose presa y tomada, rogava al labrador que la soltasse, pues ella no era grulla ni ansar, ni degeneración de ansares, mas abutarda, que es ave piadosa entre todas las aves, porque no desampara a su padre en su vejez, mas antes en todos los tiempos lo sirve. El labrador sonriéndose, díxole:
-Lo que fablas no me huye ni soy ignorante, y esso que eres bien te entiendo. Mas pues eres tomada en compañía con estas grullas y ansares que me han dannificado el campo, conviene que con ellas juntamente mueras, porque eres fallada como éstas.
Quiere dezir esta fábula que nos guardemos de la mala compañía.
El que del malo se acompaña, por malo es tenido
La del galápago o tortuga y de las aves.
Sin gran trabajo no puede alguno subir a las cosas altas, y quanto más alto sube allende de su naturaleza, tanto más gravemente cae abaxo, como esta fábula da testimonio.
Estando todas las aves ayuntadas en uno, vino el galápago entre ellas diziendo assí:
-Si alguna de vosotras me alçasse en alto, por cierto yo le mostraría las conchas en que se crían muchas piedras preciosas, lo qual yo no puedo por mí acabar aunque continuamente anduviesse, porque yo ando muy poco, de manera que según mi andar pesado, en un día entero andaría bien poco.
Las aves, oyendo este offrecimiento y prometimiento muy engañoso, alegres mucho por ello, deputáronle el águila, que es la que más alto y más presto entr' ellas buela para que lo alçasse según su desseo del galápago. La qual tomándolo en las uñas, lo subió assaz alto por los ayres, donde le demandava que le mostrasse según avía prometido las conchas que crían las piedras preciosas. E como el galápago esto no pudiesse cumplir, el águila començó de lo apretar con sus uñas ásperas. Y él gimiendo, dixo assí:
-Estos tormentos no oviera yo padecido si no oviera demandado ser alçado suso en el ayre.
E oydas estas palabras, el águila desamparó a él, e cayendo en tierra fue muerto y despedaçado, al qual la natura tan fuertemente oviera armado.
Amonesta esta fábula que cada uno sea contento de su estado que la natura le dio porque la sobervia pocas vezes va o llega a buen fin, mas antes para cayda. 
A gran sobida, gran decendida
La del pavón y de la grulla.
No deve alguno, aunque tenga virtud o excelencia mayor que otro, menospreciar y desechar a otros, porque aunque ellos carezcan de aquélla, puede ser que tengan otra mejor que la que él tiene, según se muestra por este exemplo.
La grulla fue rogada del pavón que cenasse con él. Y estando en uno a cenar, sobre muchas hablas y razones que departían, fue quistión entr' ellos sobre las virtudes y bienes naturales de que eran dotados. E començó el pavón a alabarse y ensalçar a sí mismo por razón de sus plumas que eran muy hermosas, varias y resplandescientes como el espejo. Y esparziendo y alçando la cola sobre sí y sobre la grulla, dixo:
-Cata que tú misma puedes considerar mi hermosura y quánto te sobrepujo mirando a tu cuerpo y tus plumas como son sin algún color luzientes, solamente de color gris y sin disposición agradable.
Entonces, respondiendo la grulla, dixo assí:
-Yo conozco y no contradigo que tú me excedes en fermosura de las plumas. Mas, aunque la natura te aya dado aquéllas más hermosas y excelentes que las mías, empero por esso tú no puedes bolar suso en los ayres, mas estás baxo en tierra porque no bastan ellas para te alçar y sostener; y las mis plumas, aunque no resplandezcan y sean indispuestas y feas, bastan para me alçar y sostener en el ayre, de manera que las maravillas d' este mundo yo puedo con gozo y alegría del coraçón contemplar, en tanto que tú con tu sobervia, quedas en tierra procediéndote.
Pues no deves menospreciar a alguno por la hermosura que Dios te ha dado, porque no sabes tú de quáles virtudes sean dotados los otros. 
Quien tiene alguna excelencia no ultraje a otro porque no la tiene, que puede tener quatro que él no tenga
La de la corneja sedienta.
Cómo la prudencia e industria muchas vegadas suplen y cumplen la vez o defeto de las fuerças nos enseña la presente fábula.
La corneja con sed grande vino a un pozo donde falló una herrada en el hondo de la qual estava una poca de agua en tan chica quantidad que la ave no podía bever d' ella salvo trastornándola, y no bastava para ello su fuerça porque era pesada. E assí, movida la corneja de impaciencia, pensando toda manera de ingenio que podía considerar para que pudiesse satisfazer a la sed de que quasi quería morir, cogió de las pedrezuelas que podía traer con la boca con las quales, echándolas en la herrada, dentro hizo crecer el agua y assí falló manera cómo ligeramente pudiesse bever d' ella y amató su sed.
Significa esta fábula que por arte e ingenio puede hombre fazer muchas cosas, las quales por fuerça no podría cumplir.
Con la prudencia e industria se suple el defecto de las fuerças
La del ansare y de su dueño.
Cualquier que tiene lo que ha de tener suficientemente e no se contenta d' ello, mas codicia allende de lo que deve, justamente pierde lo que tiene, sobre lo qual se dize tal fábula.
Tenía un hombre un ansare que cada día le ponía un huevo de oro en su nido. Mas este hombre no solamente dexava de ser contento con esto mas codiciava que le pusiesse dos huevos cada día. Mas el ansare, no podiendo fartar la codicia de su señor, quanto más podía, ponía su huevo según que lo avía de costumbre. Empero, el hombre pensando sobre esto, dónde venía este huevo de oro, consideró e creyó que algún thesoro devía tener escondido el ansare dentro en sí, del qual sacava este huevo assí. Y por ende, por su gran codicia porque puediesse tomar todo aquel tesoro una vez juntamente, mató el ansare. E abriéndola por las tripas buscó el tesoro por todas partes, e como no fallase cosa alguna y muriesse el ansare, perdió toda su esperança. Y conociendo su culpa grande, después que pensó bien en sí la locura en que avía caydo, con sospiros y gemidos ovo de soportar su mal y pena, porque cosa ygual era y conforme a la razón, que pues era rico y codiciando más, perdió lo que tenía, que lo soportase en paciencia imputando así.
Pues conviene a cada uno que se contente de lo que Dios le ha dado y no tenga por poco o que es razonable para él, mas antes dé gracias a Dios por ello, e no pierda lo que tiene por alcançar otras cosas mayores. 
La cobdicia desordenada rompe el saco

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