domingo, 30 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Las aves en el Quijote



En otra entrega hablamos de las aves que Cervantes menciona en sus Novelas exemplares, hoy vamos a repasar las citas en su máxima obra, el gran clásico de la literatura ibérica El ingenioso hidalgo don Quixote de La Mancha. Como en las otras obras de este autor en muchas ocasiones las citas a aves tienen una función metafórica o sirven como comparación, incluso aparecen en frases hechas, como la primera referencia que hemos encontrado en la primer parte:

-Señor, una golondrina sola no hace verano.

            En el capítulo XIV de la primera parte aparece La canción de Grisostomo, donde se mencionan varias aves:

[...el agorero
graznar de la corneja, y el estruendo
del viento contrastado en mar instable:
del ya vencido toro implacable
bramido, y de la viuda tortolilla
el sentirle arrullar; el trsite canto
del envidiado buho...]

            Los córvidos vuelven a aparecer en el capítulo XXII de la segunda parte como agoreros:

[...salieron por ella infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quixote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y excusara de encerrarse en lugar semejante.
      Finalmente, se levantó, y viendo que no salían más cuervos ni otras
      aves nocturnas...]


Ya en el capítulo X de la segunda parte, encontramos una referencia a halcón, ave usada por los cetreros de la época:

[...tomó la corricia, y puestas ambas las manos en las ancas de la pollina, dió con su cuerpo, más ligero que un halcón, sobre la albarda.]
           
            Más adelante, cap. XLI de la segunda parte, nombra más aves de cetrería:

[...como hace el sacre o neblí sobre la garza, para cogerla por más que se remonte...]

[...la blanca paloma se verá libre de pestíferos girifaltes que la persiguen...]

[...que las uñas largas hermosean las manos, como si aquel excremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero...]

            Hemos de destacar de esta última cita, que la voz Cernícalo lagartijero aun se conserva para Falco tinnunculus en La Manchuela (Albacete) (http://www.elbienhablao.es)
           
En el capítulo XII de la segunda parte, hace referencia a dos aves “zancudas” castellanas:

[...de las cigüeñas el cristel, de los perros el vómito y el agradecimiento; de las grullas la vigilancia...]

      
            A los pequeños paseriformes los nombra en pocas ocasiones y siempre como recurso estilístico, en el cap. XXII de la primera parte dice:

[...Este, señor, va por canario, digo por músico y cantor...]

           
            En el XXXVII de la segunda parte, menciona al jilguero en su forma antigua:

[...he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un sirguero...]

lunes, 24 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Papavientos, Sapos voladores y Chotacabras



       Releyendo una traducción de la Encyclopedia metódica de Louis Jean Marie Daubenton (1788), me llamó la atención la mención de un ave cuyo nombre ha caído en desuso, Papavientos, y quizás fuese un nombre mucho más acorde con los hábitos del género Caprimulgus, que es al género al que nombra la voz normalizada como Chotacabras (voz de origen casi mitológico). El autor citado nos dice además:

[Los nombres por los que es mas conocido este páxaro son los de sapo volante y chotacabras]

De entre los nombres que se le dan a ave este es quizá la que más se aproxima a los hábitos de este grupo, que vuela con la boca abierta con el fin de cazar los insectos que forman el aeroplancton, por contra, como ya apuntamos, la voz normalizada tiene un origen basado en una creencia popular, aunque Bernis lo daba como el más extendido, cosa que no parece ser así ya que la voz Papavientos aperece en muchos lugares de la Península Ibérica.

Las Obras completas de Buffon, traducidas y comentadas por Antonio Bergnes y de las Casas (1832), hablan con acierto sobre el tema:

[Cuando se trata de dar un nombre á algún animal, o lo que viene á ser lo mismo, elegir uno entre muchos que se le han dado, fuerza es á mi ver preferir el que presente idea mas justa de su naturaleza, propiedades y hábitos, despreciando los que tiendan á acreditar falsas ideas ó á perpetuar errores. Siguiendo este principio, deseché los nombres de Mama-cabra, Sapo-volante, Grande mirto, Cuervo nocturno, y Golondrina de cola cuadrada, dados por el vulgo ó por los sabios al ave de que se trata. Refiérese el primero á una tradición, en verdad muy antigua , pero mas sospechosa aun, por ser mas difícil suponer en un ave el instinto de mamar de una cabra, como á esta, la complacencia de consentir que el ave la chupe, siendo igualmente incomprensible cómo mamando aquella, pudiera hacer perder á esta su leche. Por esto, habiéndose Schwenckfeld informado exactamente en un país donde había numerosos rebaños de cabras en aprisco, asegura no haber oído decir á nadie que jamás se hubiesen ellas dejado chupar por ninguna ave. Ello será que el solo nombre de Sapo-volante haya atribuido á esta ave lo que con mayor fundamento se sospecha de los Sapos.
He igualmente desechado los demás nombres que se le dieron, por no ser ni Sapo, ni Nirlo, ni Cuervo, ni Lechuza, ni aun Golondrina, á pesar de parecérsela en algo, habida razón ya de sus hábitos ya de su conformación exterior, en sus pies cortos, por ejemplo, pequeño pico seguido de ancho gaznate, elección de alimentos y modo de tomarlos, diferenciando con to-do«sto de ella bajo otros aspectos lo que un ave diurna difiere de la nocturna, lo que un ave social difiere de otra solitaria. A mas de que es diverso su grito y desigual el número de sus huevos, que acostumbra depositar en el tiempo de sus viajes á raiz de tierra; y aunque, como se verá mas adelante, existe una especie de Golondrinas de cola cuadrada, ni aun con esta deberá confundírsele. Consérvele por fin, el nombre de Papavientos porque si bien algo vulgar, expresa muy bien la actitud del ave, cuando tendidas las alas, zahareño el ojo y abierta la boca, cuanto puede, vuela con zumbido sordo en busca de los Insertos en que hace presa pareciendo engullirlos con solo la aspiración.
Aliméntase en efecto de Insectos, nocturnos sobre todo, por no romper el vuelo ni empezar su caza sino cuando está el sol poco elevado en el horizonte; y si la empieza al medio dia eso será bajo un horizonte cargado 6 nubloso. No sale en un bello dia sin verse precisado á ello, y en este caso su vuelo es bajo y poco sostenido. Tiene tan sensible la vista, que mas bien le deslumhra que no le da luz el dia claro, de modo
que solo puede ver con débil luz, mas no se crea por esto que vea y vuele en total oscuridad. Encuéntrase en el caso de las demás aves nocturnas, las que con toda propiedad deberían llamarse mas bien aves de crepúsculo.
No tiene necesidad de cerrar el pico para impedir que huyan los Insectos que ha cogido; lo interior de este pico está como empegado de una materia viscosa que parece manar de la parte superior, y que es bastante á retener las Mariposas y aun los Escarabajos, cuyas alas se pegan allí.]

jueves, 20 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Las aves en el poema del siglo XIII el Debate de Elena y María



            Volvemos a las obras del siglo XIII, para rebuscar entre las citar de aves comunes o más valoradas en aquella época, en esta ocasión desempolvamos un poema medieval, es el “Debate en entre Elena y María”. Es un poema escrito, cuando el castellano aun no se había hecho fuerte, aun coexistían varias lenguas derivadas del latín tardío, así el texto escrito en el XIII es una especie de híbrido de castellano, astur-leones y gallego-portugués. Es de temática basada en los intereses de la corte de la época, así que las referencias a aves que hallamos en él sobre todo se refieren (como solían acostumbrar en esta época) a aves de cetrería o sus presas. Vamos a rescatar dos fragmentos, que son especialmente interesantes.
            El primero menciona varias rapaces y algunas de sus presas:

[Cuando al palacio vien
apuesto e muy bien,
con armas e con caballos
e con escuderos e con vasallos,
siempre trae açores
e con falcones de los mejores;
cuando vien riberando
e las aves matando,
butores e abtardas
e otras aves tantas;
cuando del palacio llega,
Dios, que bien semeja!
Açores gritanto,
caballos reninchando,
aegre vien e cantando,
palabras de cortes fabrando
.]

            Hemos de aclarar que cuando habla de “butores y abtardas” se refiere al Avetoro y la Avutarda. La voz butor/bitor para la especie nombrada se usó hasta el siglo XVII por lo menos, y quizás llegó desde Francia, donde butor aparece, para la especie en cuestión, ya en textos del siglo XII.

            El segundo ejemplo detalla un buen número de aves comunes:

[El ruiseñor, que es buen jogral,
aquella corte fue morar;
don açor e don gavilan
en aquella corte estan
don cerrenicalo e don falcon,
don ... imo e don pavon,
el gayo e la gaya,
que son jograles de alfaya,
el tordo e el lengulado
e don palombo torcado
e el estornino e la calandra,
que siempre de amor cantan,
el pelisco e la sirguera,
que de todos los buenos eran
]

            Cuando habla del pavón se refiere claro está, al Pavo real, ya que el otro Pavo es americano, y en el siglo XIII los españoles no nos habíamos inventado ese continente.
            Este fragmento, es bastante interesante, ya que aparte de mencionar varias especies comunes, lo que las sitúa en el tiempo, cita dos aves que nos son desconocidas, el lengulado y el pelisco, dos nombres que se han perdido que son dignas  de que las tratemos más adelante en la sección de aves olvidadas.
           

jueves, 13 de diciembre de 2012

Las aves en la literatura clásica ibérica: La Abubilla



            Esta voz nombra a Upupa epops, única representante de este género en el mundo. Destaca por ser ave llamativa de color rosado, con un diseño ajedrezado en alas y cola, y con una cresta, también es célebre por el olor que despenden sus nidos, que les ha dado fama de sucias.

Los ejemplos que hemos encontrado sobre definiciones en la documentación antigua forman parte de distintos vocabularios, y aparte de dar una definición o correspondencia más o menos formal, algunos dan otros datos que encajan en alguno temas que trataremos más abajo.
Alfonso de Palencia (1490) hace referencia a la especie en su Universal Vocabulario en Latín y en Romance:

Opopon, en griego: por vpupa en latin: que es habubilla aue muy suzia avn que pareçe en el plumaie fermosa.

En Nebrija en 1495:
       Abubilla. ave upup-ae epop-opis.

Pocos años después (1499) es Rodrigo Fernández de Santaella quien la cita, ampliando su definición, con datos de su biología y costumbres, en el Vocabulario eclesiástico:
 Vpupa. pe. femenino genero me. cor. es aue que segund sus señales paresce ser la que llaman habubilla. Leuitici .xj. come hez o hienda humana y muchas vezes come y se mantiene de estiercol. Es aue muy suzia. tiene cresta de pluma. quasi semejante ala cogujada. esta en el estiercol o enlos sepulcros. Dizen que si alguno se vnta con su sangre: y duerme siente en sueño que lo quieren ahogar los demonios. vsan de su coraçon los hechizeros para sus maleficios. Dizen tanbien que desque es vieja y ni puede ver ni bolar sus fijos le sacan las plumas E pelada la vntan con çumo de ciertas yeruas y la abrigan con sus alas fasta que le nasce pluma tanto que viene abolar y ver como ellos segun que dize nuestro isidoro.

Varios ejemplos vistos hasta ahora usan la voz Habubilla, pero parece ser que la voz Abubilla  se impuso a otras formas, por lo menos dentro de los círculos académicos. Así lo atestigua el Bocabulario del Umanista de Palmireno (1569), los vocabularios posteriores ya la usan bajo esta forma:

                        Upupa, la Putput, la Abubilla

Dentro del grupo de referencias también podemos contemplar el refrán procedente de Refranes y proverbios en romance (Núñez, 1549):

Quando canta la habubilla, dexa el buey y toma la gavilla.

                       
Los escritos que ahondan en los detalles de la biología de la especie abunda, el primer ejemplo (y primera referencia a esta especie con este nombre) lo hallamos ya en el siglo XIII en El Libro de los animales que cazan de Muhamed Ibn Abdallah:

E dezimos assí, que son éstas: los corveznos chicos que an los pechos blancos e las habubiellas e las lechuzas e unas aves que an la color picaraçada de vermejo e de verde e dízenles en arávigo xitraquete. E de las aves del agua, unas aves blancas que andan en las marinas e dízenles en arávigo jamilas, e unas aves pequen[n]as que andan en los ríos que les dizen cigonnuelas.

            La siguiente referencia nos la da Pero López Ayala (1385), donde aparece bajo otra de las formas más comunes, y que aun se conservan como ornitónimo en varios lugares (Achutegui et al., 1982):

[Los Alcotanes] También buelan la bubilla

Fray Vicente de Burgos en su traducción de El Libro de Propietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus (1494), nos habla largo y tendido de la especie:

[]segund cuenta Costantino, que la sangre del cabo del ala diestra de la paloma, o de la golondrina, o de la abubilla, puesta caliente sobre la tela del ojo, la sana si es nueva, ca la sangre destas aves es muy ardiente & muy deguastante por la natura de las aves do viene. []
La abubilla, segund Isidro en griego ha el mesmo nombre porque come el estiercol de los ombres & es criada de suçiedades. Esta ave es muy suzia & ha en la cabeça cresta que le esta como un yelmo. Por la mayor parte mora entre las suziedades & en los sepulcros. Si una persona se unta de su sangre quando va dormir pareçerle a ver los diabolos dormiendo que le quieren afogar su coraçon. Vale a muchos experimentos & del usan los encantadores en muchas maliçias. Desta ave dizen los filosophos que quando es tan vieja que no vey & que no puede volar sus hijos le harrancan las plumas gruesas que nada le valen & le untan los ojos del sugo de algunas yervas mediçinables & debaxo de sus alas la crian fasta tanto que sus plumas son renovadas & que vey claramente & puede volar como las otras aves. []
[Los huevos] Estos pareçen a los de la pardiz pero son mas pequeños y mas feos de ver y de peor gusto, de mas fuerte olor, los pone en el estiercol y en la suziedad, son buenos para hazer encantaçion y malefiçios segund dize Plinio

El Cancionero de Juan Fernández de Ixar (finales del siglo XV) nos narra un hipotético comportamiento misericorde de la especie:

 puedese aconparar la virtud de la missericordia a los fijos de vna aue, que ha nonbre habubilla, los quales quando veen envejeçer su padre e su madre, asy que por vejedat han perdido su poder, fazenles vn nido, e aquellos los paçen asy como si fuesen pollos, e plumanles todas las plumas, e despues les quiebran los ojos, e asi los tienen dentro en el nido fasta tanto que por natura les nasçen las plumas e cobran la vista, e por aquesta via renueuan

Ya mediados del siglo XVI, el cetrero Juan Vallés, nos dice:

[El esmerejon] especialmente matan muy bien copada, y cugujada y perdiz, y abubilla, y cluquillo, y tordos

            No obstante, unas Loas anónimas de 1616 dicen (también lo dice el autor anterior
El esmerejón, que trepa
la región del aire vana,
á la abubilla atropella,
y ella dél huye y se aparta
.

Tenemos otra referencia, en el magnífico Libro de cetrería de Luis de Zapata (1583), escrito en verso:      
lo que matan es esto (ya estos buelos
no valen los torçuelos un comino)
cugujada estornino tortolilla
tordo charla abuuilla y tambien toma
esmerejon paloma, en Cataluña
me dezian que a la vña las auia.

Jerónimo de Virues (1592), habla de las plantas que usa la Abubilla y otras especies para alejar a los parásitos del nido:

les dio el mesmo natural instincto a muchas aves para defenderse con yervas y remedios de los gusanos y animales venenosos en sus nidos, como a las golondrinas con el apio; los halcones con la lechuga sylvestre; los cuervos con el agno casto o con la dragontina menor; la abubilla  con el culantrillo de poso


Ya vimos algunas referencias a propiedades médico-religiosas como el uso del corazón o los huevos para embrujos y maleficios, pero encontramos varios ejemplos más que usan diferentes partes del cuerpo y residuos de las Abubillas para curar diversos males. Así para agudizar el entendimiento (Villana, 1423):
Afuera d'estas cosas dichas que se comen por vianda e mantenimiento e plazer de sus sabores, se comen otras por melezina; así como la carne del omne para las quebrantaduras de los huesos e la carne del perro para calçar los dientes, la carne del tasugo viejo por quitar el espanto e temor del coraçón, la carne del milano para quitar la sarna, la carne de la habubilla para aguzar el entendimiento, la carne del cavallo para fazer omne esforçado, la carne del león para ser temido, la carne de la enzebra para quitar pereza.

Para curar el aojamiento (Villena, 1422):

Otros lo sahumavan con yerva tur e con aristología redonda e aun ruda con péñolas de habubilla e de lechuza.
             
            Alfonso Chirino (1429) en su Menor daño de la medicina recomienda para los males de renales:
E esto es tan bien para menuzar la piedra & para orjnar mucho para el que se le detiene la orjna & para
sacar el arena dela vexiga & Riñones Dizen para esto que la lengoa d ela habubilla secada et molida & beujda quu tira
la olujdança & trae Reminiçençia.
           
Hallamos una referencia más a las siniestras propiedades del corazón en Pedro Mejía (1540-50):
del coraçón de la habubilla, que huyen las hormigas dél, no de su cabeça ni pies

Francisco Santos (1665) va más allá aun:
La hormiga huye de la abubilla en tanta manera que muere si a ella llega

En el siguiente ejemplo la vemos en un listado de ingredientes para pócimas y conjuros (Balbuena, 1624):
Yerba del pito contra el hierro duro,
Ceniza de hombre muerto de algun rayo;
Estéril tierra de sepulcro oscuro;
Dos huesos de abubilla y papagayo;
Yedra cortada de arruinado muro;
Ruda encantada con rocío de mayo;
Pares de un abortivo, y la testera
De unicornio, habaela y de pantera.[]
Ni la que en su celebro la abubilla
A entender da los sueños aplicada;

Con esto último, tenemos que nombrar una piedra de cualidades maravillosas, que se halla en los nidos de Abubilla (de Burgos, 1494):
[La]Querina dize Diascoro que es una piedra hallada dentro del nido de la habubilla. Esta piedra revela & descubre los secretos, ca puesta so la cabeça de una persona que duerme dize claro lo que sueña. Esta piedra multiplica las fantasias y es muy amada de los encantadores, ca por ella hazen maravillas.

Como hemos visto, la Abubilla no estaba muy bien vista debido a su olor y a ser ave suzia, de ahí que en algunas de las historias que hemos encontrado se lleve la peor parte.
Quizá uno de los documentos más curiosos es el que aparece en el Libro de los Gatos (ya lo hemos visto hace tiempo en este blog). Texto del siglo XIV, tiene carácter moralizador a través de fábulas protagonizadas, en muchas ocasiones, por animales, y que en caso que nos ocupa se vale de la creencia de que, dado el mal olor de sus nidos, es un ave sucia.

XLII. Enxemplo de la abobilla con el ruyseñor.

La abobilla, que es pintada de muchos colores é mui bien crestada, dijo al ruyseñor: "Amigo, toda la noche andas cantando é saltando por los árboles, é nunca quedas: ven conmigo é folgarás un poco en mi nido." E él otorgógelo é descendió al nido del abobilla; mas tanto olia de mal por el estiércol que era hi, que non lo pudo endurar, é fuése su camino diciendo: "mas quiero por los árboles duros saltar toda la noche que non morar en tal lugar." El abobilla que face el nido en el estiércol, significa la mala mujer é los hommes lujuriosos, que algunas vegadas han lechos é puestos blandos, mas hiédenles muy mal por el pecado. El ruyseñor que anda por las ramas se entiende por los hombres ó por las mujeres que viven en los ásperos mandamientos de religión, é orando á Dios en las horas de la noche, loando é bendiciendo el su nombre. Aquestos tales mas cobdician estar en tales árboles é cantar, que non parescer en el nido del estiércol del pecado.

           
            No obstante, también es la encarnación de un rey castigado, así lo cuenta el mito de Thereo en su versión latina. Hemos hallado más de treinta referencias a este mito para el periodo aquí tratado. Una primera mención es la de Pero Díaz Toledo (1447):

Por lo cual dizen los poetas que todos fueron covertidos en ave: Filomena en ruiseñor, e Progne en golondrina, e Thereo en habubilla, e el fijo en faisan.

En el Arte de la caça de altanería Diogo Fernandes Ferreira (1625), también nos nos da una referencia poética cuando nos habla de la
Tereo, biendo el casso, dio con la messa en tierra y metió mano a la espada; ellas huyeron, Progne convertida en golondrina y Filomena en ruiseñor, Itis en faissán, Tereo en habubilla.
...y de la habubilla, por la significación de la corona en la cabeça y en la hermosura de las plumas pintadas de que se viste finge ser el rey, porque la habubilla tomada en la mano tiene mal olor, y el nido della lo mismo, con que se da a entender que los malos hechos, aunque los cometan reyes y personas graves se a de huir dellos, y volverles la cara, como a cossa abominable y hedionda.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Aves olvidadas: Frailecillos, Avefrías y Gallos (de mar)



Es muy común que en el proceso de normalización de los nombres de aves (u otros organismos) se produzcan equivocaciones, que una vez consolidados tienen difícil solución, así es que, en muchos casos, se adopta un nombre para un ave, que aun siendo uno de los que la denomina también se aplica para otra especie de un grupo diferente, un ejemplo, la voz Charrán se aplica a las especies del género Sterna, que son aves marinas relacionadas con las gaviotas, pero en Asturies, por ejemplo, se usa, en una zona concreta, para nombrar a un Cettia cetti, paseriforme vinculado a los carrizos. El caso del que nos vamos a ocupar tiene más miga que el anterior, ya que el nombre adoptado fue traducción del nombre taxonómico latín, el resultado de esta traducción fue un nombre que ya existía para otra especies distinta.
Cuando la Sociedad Española de Ornitología publicó en 1954 el Prontuario de la avifauna española, incluyó la primera lista patrón de las aves españolas. En esta adoptan la voz Frailecillo para Fratercula arctica, a través de la traducción directa del nombre científico establecido por Brisson en 1760, sin tener en cuenta que en la tradición ibérica había un ave con ese nombre; un ave, por cierto, bastante separada taxonómicamente de Fratercula, se trata de la que ellos nombraron Avefría europea (Vanellus vanellus).
La voz Frailecillo para nombrar a Vanellus vanellus aparece ya en 1495 en el Diccionario español latino de Nebrija, como sinonimia de Avefría, el texto dice:

Fraylecillo: el ave fría

También se cita como presa de las rapaces en el Libro de cetrería de Luis Zapate (1583)
         
[y con buena uianda palominos
auiones pequeñinos y cercetas
flayrezillos negretas]

[esta aues la picaça y la cerceta
el truello la negreta el flayrezillo]


Más tarde es  Martínez Espinar quien lo cita en Arte de la ballesteria y monteria (1644):

De la Abutardas, Sisones, Gangas, Ortegas, Alcarabanes, Zarapitos, Fraylecillos, y Chorlitos

Es más, el autor además de describirla nos habla de la etimología del nombre:

[Ay otras aves menores que estas [se refiere a los alcarabanes], y de diferente color: la capa es negra, y el pecho es blanco, parece habito de fraile Dominico: en la cabeza tienen unas plumas largas como plumage, que las hermosean, y unos los llaman Fraylecillos; otros auesfrias, que no quiero cansar al lector con ellas, ni tienen cosa particular que se diga.]


Parece ser que el nombre perdió uso, en favor de Avefría, y apenas encontramos referencias actuales que citen a Vanellus vanellus como Frailecillo o similar, sólo lo encontramos como Frauliño en la Extremadura que hace frontera con Portugal, y como Fraret en el dominio del Catalán (debido al mismo motivo, es decir plumaje negro en espalda y blanco el resto, aparece Fraile y Frailecillo para nombrar a Himantopus himantopus, Cigüeñuela en las marismas del Guadalquivir).
No obstante, el olvido de la forma Frailecillo para V. vanellus no parece que haya sido hace mucho tiempo pues en las ediciones de los años 60 del Diccionario de la Real Academia de la Lengua asignan Frailecillo sóla a “Avefría”, y en los 90 asigna las dos especies.
Entonces si la Avefría era Frailecillo, al Frailecillo, ¿cómo se le llamaba? La verdad es que no era un ave muy conocida, de ahí que se le pusiese un nombre adaptado del latín, que, por cierto, Brisson puso por los mismos motivos que la voz castellana para Vanellus, por el plumaje con "habito de flaire Dominico".
La especie marina no aparece en los tratados viejos, ya que en muchos casos son escritos por hidalgos de tierra a dentro, y este ave es de mar adentro. No obstante, existen varios nombres (recopilados en la actualidad) que se le dan en la costa norte, y que lo vinculan con el Gallo. Así en Asturies todavía hay quien lo llama Gallu en varios puertos de la costa central; en Galiza es Galo mariño en A Coruña, y Galo do mar en Lugo, incluso en Portugal la voz normalizada es Papagayo do mar. No sabemos muy bien porque el símil con el Gallo doméstico, quizás por los vivos colores de su pico, o quizás sea por otro motivo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Aves olvidadas: El Budalón



            Los tratados de cetrería del siglo XIV mencionan a un ave de la que apenas nos ha llegado algún rastro de su nombre, se trata del Budalón.
            Sabemos por los escritos de ese siglo que se trata de un ave de rapiña, que según López de Ayala (1386) “se ceban de ratones et de tales cosas que se crían en la tierra”.  El mismo autor cita a esta especie en dos ocasiones, en “Libro de la caça de las aves”, la que acabamos de transcribir más la que sigue:
                                                                                                   
[otrosy en quanto pudieres escusa de tomar
con tu açor cueruo carnjçero. car es mala
prision nin budalon por que rascuña mucho
& escarmientanlos.]

No obstante, tenemos una referencia más antigua, la que nos da Juan Manuel en “El libro del caballero y el escudero” (1326):

[Otras ay que caçan et son caçadas, asi commo los budalones et los alforres et los aguilochos et todas las aves de su natura, et lechuzas et mochuelos et carabos et cucluellos; et todas estas caçan biles caças, et en vil manera]

            Con los pocos datos que tenemos no podemos hacer una asignación linneana precisa, Bernis en su “Diccionario de nombres vernáculos de aves” (1995) lo asigna a Busardo ratonero (Buteo buteo), una de las rapaces más comunes en la Península Ibérica, y que se alimenta principalmente de micromamíferos; no obstante, podrían ser otras especies como los Milanos (Milvus sp.), el Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) u otra especie de pequeño tamaño.

      Aunque, Bernis se empeña en vincular a esta las que dan a las aves de los géneros Buteo y Milvus, tales como Buzacu, Bobanu, Bubanu y Bubarru en Cantabria, Buchato, Buxato y  Buzaco en Galicia y León, éstas tienen, segun Defayes (Origine des noms des oiseaux et des mammifères d'Europe, 2000), un origen vinculado al frances buse (del que viene el Busard actual francés, Buzzard en inglés y el importado recientemente Busardo que da como norma SEO); por contra la voz que nos ocupa está vinculada al latín buteo. Los documentos antiguos nos dan algunas pistas sobre esta asignación, así  Alfonso de Palencia en “Universal vocabulario en latín y romance” (1490) da rasgos de su conducta carroñera:

Buteo es aue que se mantiene delo que se quita al açor o al falcon enlos logares do entra como el buho que tambien se dize buteo.
    
Tenemos que decir que el nombre científico Buteo (como vimos antes) en España es el denominado Busardo ratonero, pero la voz original latina no asigna esta especie, el latín buteo-onis: ave rapaz, para unos es el Cernícalo (Falco sp.) y según otros el Halcón gerifalte (Falco rusticolus), lo que está claro es que parece que los latinos lo vinculan a los halcones, dice Plinio el viejo, en Historia natural (año 77):

[Ibi et buteo accipitrum generis in honore mensarum est, item vibiones; sic vocant minorem gruem.]

O lo que es lo mismo:

[Allí [en las islas Baleares] el buteo, de la clase de los halcones, también ocupa un buen lugar en las mesas, igual que los vibiones; llaman así a una grulla de tamaño pequeño.]
       

        El uso en España de la voz Budalón (esté o no vinculada a Buteo) lejos de la asignación que daba Francisco Bernis, no está clara, sin poder asignar a que grupo concreto de rapaces pertenece, no encontramos ante un ave olvidada.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Aves olvidadas: Algunas curiosidades del Alción



Aunque esta voz hoy en día asigna a varias espeices del género Alcedo, los documentos que aquí presentamos la vinculan a las acuáticas (entre ellas las gaviotas y anátidas). Sobre el uso del nombre, es posible que estuviese restringido al ámbito académico, herencia de las lenguas clásicas.

           El Bocabulario del humanista de Palmireno define:

Alcyon, la Paviota
            Luis Zapate en su Libro de cetrería (1583) nombra como presas del Halcón, vinculado a las anátidas, gaviotas y garzas:

[pato y cerceta.
Gallina y gallineta. Alcion pauiota.
Garça blanca y garçota. y de vn almete
la parda y martinete.]
           
Otra referencia a este ave que nos separa de la asignación a Alcedo athis, es el relato que nos da Fray Luis de Granada (1583) así lo explica en Introducción del símbolo de la fe sobre la creencia en el mundo clásico que el Alción era capaz de predecir el tiempo atmosférico, hecho que aprovechaba para el desarrollo de la cría:

[Pues no es cosa menos admirable la que San Basilio y San Ambrosio cuentan de una avecilla que se llama alción, en la cual quiso el Criador mostrarnos más a la clara la perfección de su providencia, y cómo en ninguna cosa falta. Para esto dio a esta avecilla una inclinación de hacer su nido en el arena junto a la mar, y esto en medio del invierno. Pues ¿qué remedio para que no lo ahoguen las ondas de la mar, cuando anda alterada? Alguno pudiera decir que se descuidó en esto la providencia, pues dio inclinación a esta ave que pusiese los huevos donde no podía conservarlos.]


            Feijoo (teólogo y filósofo) pondría en duda en su Theatro crítco universal (1728) ponía en duda esta creencia:

[Alcyón. No tengo por impossible que la ave llamada Alcyón presienta el tiempo sereno, pues vemos que alcanza a lo mismo el instinto de otros brutos, pero me ocurren no pocas, ni leves dificultades para creer lo que cuentan los naturalistas, que, previendo los dias que ha de estar el mar tranquilo, se aprovecha de ellos para el coito, para el parto, para la incubación, y para la educación de sus polluelos. La primera, porque catorce dias de tranquilidad, que señalan los naturalistas que más liberales están para este efecto, son mui corto plazo para todas aquellas operaciones, en las quales la naturaleza observa más largos periodos en todos los demás animales que los que caben en tan breve espacio de tiempo. La segunda, porque el alcyón podrá presentir el tiempo sereno de la región donde vive, mas no de otras distantes, y el mar, por la continuidad de sus aguas, muchas veces está inquieto, pongo por exemplo, en esta orilla donde se goza serenidad, en fuerza de la agitación que dan a sus ondas los vientos o uracanes que se revuelven en alguna región remota. La tercera dificultad se funda en la gran variedad y discordia con que hablan de esta maravilla los naturalistas. Unos dicen que pone el nido, y pare sobre las ondas, Pendentibus aequore nidis, como cantó Ovidio, lo que parece increíble; otros, que en la última extremidad de la orilla. Unos señalan catorce dias, que es la sentencia más común, otros, siete y otros, nueve. Unos colocan los dias alcioneos, y parto de las alciones cerca del solsticio hiverno, diez, o doce días antes de Navidad, pero Columela los retarda hasta el mes de marzo.]

martes, 20 de noviembre de 2012

Las aves en la literatura clásica ibérica: Las aves en la Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes



            Con el título de “Novelas ejemplares de honestísimo entretenimiento” Miguel de Cervantes publicaba en 1613 doce relatos cortos que había escrito en los años 90 del siglo XVI y en la primera década del XVII. Escribió estas novelas con un trasfondo moralizador, tal y como ya se hacía en Italia desde hacía un tiempo, pero lo más destacable de estas novelas es que, a diferencia de los que se solía hacer en esa época, no eran traducción o adaptación de otras obras externas sino que eran originales, de lo que se jacta el propio autor en el prólogo:

[A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclinación, y más que me doy a entender, y es así, que yo soy el primero que he novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas, todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la imprenta.]

            Dado la temática de estas narraciones, las aves aparecen, por lo general, de forma secundaria, en forma de comparaciones, apodos y otros, no obstante, creemos que es de interés transcribir los fragmentos donde aparecen aves, tal y como hemos hecho con otras obras, ya que es una forma de establecer cuales eran las aves más comunes o más apreciadas de la época.

            Una de las más conocidas es la novela de “Rinconete y Cortadillo”, especie de relato picaresco que muestra los estratos más bajos de la sociedad de entonces. En él encontramos tres referencias a aves:

[Quítemenle de delante a ese gesto de por demás, a ese verdugo de inocente, asombrador de palomas duendas.]

            Destacar que al decir palomas duendas se refiere a palomas mansas (del latín domitus), voz que en castellano está en desuso, pero que por ejemplo en asturiano sigue en uso con la forma donda. Por lo tanto, el texto habla de Palomas bravías domésticas.
            Una segunda cita son los nombres de dos pícaros:

[con ella salió Monipodio a ver quién era, y la centinela le dijo cómo al cabo de la calle había asomado el alcalde de la Justicia, y que delante dél venían el Tordillo y el Cernícalo, corchetes neutrales.]

Rinconete y Cortadillo, dos pícaros en acción
           
            Por último, otro nombre, esta vez el de un sastre que aparece en el libro de registros que tenía Monipodio, el jefe del sindicato del crimen de Sevilla, cuyo título era “Memorias de las cuchilladas que se han de dar esta semana”, del sastre dice:

     [Al sastre corcovado que por mal nombre se llama Sirguero, seis palos de mayor cuantía a pedimento de la dama que dejó la gargantilla. Secutor el Desmochado.]

            Sirguero, es una variante antigua de Jilguero (según Corominas, en el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, 1990), que viene de la voz latina serica: seda, debido a los colores de la especie, que podrían ser comparados con los de las ricas telas de oriente.

            Otra de las novelas que tiene referencias a aves es la de “El licenciado Vidriera”, que cita varios falcónidos cuando éste visita a un gran señor en Valladolid aficionado a la cetrería:

     [Otro día habiendo visto en muchas alcándaras muchos neblíes y azores y otros pájaros de volatería, dijo que la caza de altanería era digna de príncipes y grandes señores.]

Nuestra siguiente parada es “La ilustre fregona” donde  hace mención a la Lechuza, con la particularidad que lo hace en masculino (un hecho que sólo he visto en esta novela):

[Infelice estado de los músicos, murciélagos y lechuzos, siempre sujetos a semejentes lluvias y desmanes.]

También cita a los ánades, cuando se refiere a una canción que entona la protagonista titulada: “Tres ánades madre”. Canción que aparece en el Cancionero de palacio de Juan Arrieta (siglo XV)  con el título Dos ánades madres, que podemos escuchar en www.youtube.com/watch?v=S5yt-WEKtIM, y que dice:

Dos ánades madre
que van por aquí
mal penan a mí.

Aparece otra cita a aves de altanería en “El casamiento engañoso”, que, por cierto, no es una novela, sino una obra de teatro:

[Àndad, Gavilán, o como os llamáis, y decid a Nicolás el Romo, vuestro amo, que no se fie de animales, y que del lobo, un pelo]


[¡Al ladrón, Gavilán! ¡Ea, Gavilán, hijo, al ladrón, al ladrón!]

Por último, un fragmento, de esta misma novela ejemplar, donde habla de las picazas (nombre castellano viejo para la Urraca) como aves que costumbres latronicias:

[Ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y sus comadreja, todo lo llegan, todo lo esconden y todo se lo tragan.]

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Origen de los nombres científicos de las aves comunes en Asturies: Paseriformes parte II



Cettia cetti (antes Sylvia cetti): Nombres latinizados debidos a Francesco Cetti (1726 – 1778), fraile italianuo, matemático y naturalista.

Cisticola juncidis (antes Sylvia cetti): Género del lat. cisthos-i: especie de arbusto ( del gr.: κστος-ου: arbolito.) + cola: habitante. Especie del lat. juncus-i: junco + -idis : diminutivo.                   

Acrocephalus schoenobaenus: Género del gr. κρος-α-ον: agudo, alto, +  κεφαλ-ς: cabeza. Especie de schoenus-i: junco (del gr. σχονον-ου : junco) y βανω: moverse, andar.
Acrocephalus scirpaceus (antes Turdus scirpaceus): Género ver A. schoenobaenus. Especie del lat. scirpaceus:  de scirpus-i: junco  + –aceus-a-um : pertenencia, semejante.
Acrocephalus arundinaceus  (antes Turdus arundinaceus): Género ver A. schoenobaenus. Especie del lat. arundinaceus: semejante a la caña ( de arundo –inis: caña, junco.) +  –aceus-a-um : habitante de.

Sylvia undata (antes Motacilla undata): Género del lat. sylva-ae: selva, bosque + –idus-a-um para designación de familias, con significado de pertenencia. Especie  del lat. undatus-a-um: ondulado (de unda-ae: ola, onda + -atus/itus/utus).
Sylvia melanocephala (antes Motacilla melanocephala): Género ver S. undata.  Especie del gr. μλαν-μλαινα-μλαν : negro + κεφαλ-ς: cabeza.
Sylvia borin (antes Motacilla borin): Género ver S. undata. Especie de Borin: nombre genovés (italianuo) para un pájaro.
Sylvia atricapilla (antes Motacilla atricapilla): Género ver S. undata.  Especie del lat. atricapillus-a-um: de pelo negro, de cabeza negra (de ater-tra-trum: negro mate  + capillus-i: pelo).

Phylloscopus collybita (antes Motacilla colllybita): Género del gr. φλλoν-ου: hoja de árbol o de planta + σκoπς-ου: observador, espía. Especie del llat. collybista-ae o collybistes-ae: banquero.
Phylloscopus ibericus: Género ver P. collybita. Especie del lat. ibericus-a-um: de Iberia
Phylloscopus trochilus (antes Motacilla trochilus): Género ver P. collybita. Especie del gr. trocilo: charlatán

Regulus regulus: Género del lat. regulus-i: Reyezuelo ( diminutivo de rex-regis: rey).
Regulus ignicapillus:  Género ver R.. regulus. Especie del lat. ignis-ignis: fuego + capillus-i: pelo.

Muscicapa striata: Género del lat. musca-ae: mosca y de capio: coger, cazar. + -idus-a-um: “pertenencia a”. Especie del lat. striatus-a-um: estriado.
Ficedula hypoleuca. Género del lat. ficedula-ae: pájaro, de ficus-i: higo + edo: comer  + diminutivo –ulus-a-um. Especie ver Actitis hypoleuca. 
        
Aegithalos caudatus (antes Parus caudatus): Género del gr. α)γιθαλν-ο: Carbonero. Especie del lat. caudatus-a-um: de rabo largo.
Parus cristatus. Género del lat. parus-i: Carbonero. Especie ver Podiceps cristatus.
Parus ater.: Género ver P. cristatus. Especie del lat. ater-tra-trum: negro.
Parus caeruleus: Género ver P. cristatus. Especie ver Elanus Caeruleus.               
Parus major. Género ver P. cristatus. Especie ver Dendrocopos major.
Sitta europaea. Género del gr. σττη-ης: picoverde. Especie del lat. europaea : de Europa.

Certhia brachydactyla. Género del lat. κρθιος-ου: Agateador. Especie del gr. βραχυδκτυλος-ον: con dedos cortos (de βραχς-εα-: corto, + δκτυλος-ου: dedo).

Oriolus oriolus (antes Coracias oriolus): Género del lat. medieval oryolus: filomena, del lat. clásico aureolus-a-um: dorado (diminutivo de aureus: de color de oro + diminutivo –olus).

Lanius excubitor: Género del lat. lanius-ii: carnicero (de lanio: desgarrar). Especie del lat.  excubitor-oris: guardia, centinela.
Lanius collurio:  Género ver L. excubitor. Especie del gr. Kollurion, que según Aristóteles es un ave de presa pequeña.

Garrulus glandarius (antes Corvus glandarius): Género del lat. garruus-a-um: de gorgea. Especie del lat. glands: bellota + -arius : “pertenecienta a”.
Pica Pica (antes Corvus pica): Género del lat. Pica-ae: Urraca.
Pyrrhocorax pyrrhocorax: (antes Upupa pyrrhocorax): Género del lat. pyrrhocorax-acis: cuervo que tiene el pico rojo, del gr. pirro-corax (de πυρρς--ν: de color de fuego + κοράκ: cuervo ).
Corvus corax: Género del lat.  corvus-i: cuervo. Especie del gr. κοράκ: cuervo.
Corvus corone: Género ver C. corax. Especie del lat. corona-oe: corona, guirnalda.