domingo, 30 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Las aves en el Quijote



En otra entrega hablamos de las aves que Cervantes menciona en sus Novelas exemplares, hoy vamos a repasar las citas en su máxima obra, el gran clásico de la literatura ibérica El ingenioso hidalgo don Quixote de La Mancha. Como en las otras obras de este autor en muchas ocasiones las citas a aves tienen una función metafórica o sirven como comparación, incluso aparecen en frases hechas, como la primera referencia que hemos encontrado en la primer parte:

-Señor, una golondrina sola no hace verano.

            En el capítulo XIV de la primera parte aparece La canción de Grisostomo, donde se mencionan varias aves:

[...el agorero
graznar de la corneja, y el estruendo
del viento contrastado en mar instable:
del ya vencido toro implacable
bramido, y de la viuda tortolilla
el sentirle arrullar; el trsite canto
del envidiado buho...]

            Los córvidos vuelven a aparecer en el capítulo XXII de la segunda parte como agoreros:

[...salieron por ella infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quixote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y excusara de encerrarse en lugar semejante.
      Finalmente, se levantó, y viendo que no salían más cuervos ni otras
      aves nocturnas...]


Ya en el capítulo X de la segunda parte, encontramos una referencia a halcón, ave usada por los cetreros de la época:

[...tomó la corricia, y puestas ambas las manos en las ancas de la pollina, dió con su cuerpo, más ligero que un halcón, sobre la albarda.]
           
            Más adelante, cap. XLI de la segunda parte, nombra más aves de cetrería:

[...como hace el sacre o neblí sobre la garza, para cogerla por más que se remonte...]

[...la blanca paloma se verá libre de pestíferos girifaltes que la persiguen...]

[...que las uñas largas hermosean las manos, como si aquel excremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero...]

            Hemos de destacar de esta última cita, que la voz Cernícalo lagartijero aun se conserva para Falco tinnunculus en La Manchuela (Albacete) (http://www.elbienhablao.es)
           
En el capítulo XII de la segunda parte, hace referencia a dos aves “zancudas” castellanas:

[...de las cigüeñas el cristel, de los perros el vómito y el agradecimiento; de las grullas la vigilancia...]

      
            A los pequeños paseriformes los nombra en pocas ocasiones y siempre como recurso estilístico, en el cap. XXII de la primera parte dice:

[...Este, señor, va por canario, digo por músico y cantor...]

           
            En el XXXVII de la segunda parte, menciona al jilguero en su forma antigua:

[...he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un sirguero...]

lunes, 24 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Papavientos, Sapos voladores y Chotacabras



       Releyendo una traducción de la Encyclopedia metódica de Louis Jean Marie Daubenton (1788), me llamó la atención la mención de un ave cuyo nombre ha caído en desuso, Papavientos, y quizás fuese un nombre mucho más acorde con los hábitos del género Caprimulgus, que es al género al que nombra la voz normalizada como Chotacabras (voz de origen casi mitológico). El autor citado nos dice además:

[Los nombres por los que es mas conocido este páxaro son los de sapo volante y chotacabras]

De entre los nombres que se le dan a ave este es quizá la que más se aproxima a los hábitos de este grupo, que vuela con la boca abierta con el fin de cazar los insectos que forman el aeroplancton, por contra, como ya apuntamos, la voz normalizada tiene un origen basado en una creencia popular, aunque Bernis lo daba como el más extendido, cosa que no parece ser así ya que la voz Papavientos aperece en muchos lugares de la Península Ibérica.

Las Obras completas de Buffon, traducidas y comentadas por Antonio Bergnes y de las Casas (1832), hablan con acierto sobre el tema:

[Cuando se trata de dar un nombre á algún animal, o lo que viene á ser lo mismo, elegir uno entre muchos que se le han dado, fuerza es á mi ver preferir el que presente idea mas justa de su naturaleza, propiedades y hábitos, despreciando los que tiendan á acreditar falsas ideas ó á perpetuar errores. Siguiendo este principio, deseché los nombres de Mama-cabra, Sapo-volante, Grande mirto, Cuervo nocturno, y Golondrina de cola cuadrada, dados por el vulgo ó por los sabios al ave de que se trata. Refiérese el primero á una tradición, en verdad muy antigua , pero mas sospechosa aun, por ser mas difícil suponer en un ave el instinto de mamar de una cabra, como á esta, la complacencia de consentir que el ave la chupe, siendo igualmente incomprensible cómo mamando aquella, pudiera hacer perder á esta su leche. Por esto, habiéndose Schwenckfeld informado exactamente en un país donde había numerosos rebaños de cabras en aprisco, asegura no haber oído decir á nadie que jamás se hubiesen ellas dejado chupar por ninguna ave. Ello será que el solo nombre de Sapo-volante haya atribuido á esta ave lo que con mayor fundamento se sospecha de los Sapos.
He igualmente desechado los demás nombres que se le dieron, por no ser ni Sapo, ni Nirlo, ni Cuervo, ni Lechuza, ni aun Golondrina, á pesar de parecérsela en algo, habida razón ya de sus hábitos ya de su conformación exterior, en sus pies cortos, por ejemplo, pequeño pico seguido de ancho gaznate, elección de alimentos y modo de tomarlos, diferenciando con to-do«sto de ella bajo otros aspectos lo que un ave diurna difiere de la nocturna, lo que un ave social difiere de otra solitaria. A mas de que es diverso su grito y desigual el número de sus huevos, que acostumbra depositar en el tiempo de sus viajes á raiz de tierra; y aunque, como se verá mas adelante, existe una especie de Golondrinas de cola cuadrada, ni aun con esta deberá confundírsele. Consérvele por fin, el nombre de Papavientos porque si bien algo vulgar, expresa muy bien la actitud del ave, cuando tendidas las alas, zahareño el ojo y abierta la boca, cuanto puede, vuela con zumbido sordo en busca de los Insertos en que hace presa pareciendo engullirlos con solo la aspiración.
Aliméntase en efecto de Insectos, nocturnos sobre todo, por no romper el vuelo ni empezar su caza sino cuando está el sol poco elevado en el horizonte; y si la empieza al medio dia eso será bajo un horizonte cargado 6 nubloso. No sale en un bello dia sin verse precisado á ello, y en este caso su vuelo es bajo y poco sostenido. Tiene tan sensible la vista, que mas bien le deslumhra que no le da luz el dia claro, de modo
que solo puede ver con débil luz, mas no se crea por esto que vea y vuele en total oscuridad. Encuéntrase en el caso de las demás aves nocturnas, las que con toda propiedad deberían llamarse mas bien aves de crepúsculo.
No tiene necesidad de cerrar el pico para impedir que huyan los Insectos que ha cogido; lo interior de este pico está como empegado de una materia viscosa que parece manar de la parte superior, y que es bastante á retener las Mariposas y aun los Escarabajos, cuyas alas se pegan allí.]

jueves, 20 de diciembre de 2012

Las aves en los clásicos de la literatura ibérica: Las aves en el poema del siglo XIII el Debate de Elena y María



            Volvemos a las obras del siglo XIII, para rebuscar entre las citar de aves comunes o más valoradas en aquella época, en esta ocasión desempolvamos un poema medieval, es el “Debate en entre Elena y María”. Es un poema escrito, cuando el castellano aun no se había hecho fuerte, aun coexistían varias lenguas derivadas del latín tardío, así el texto escrito en el XIII es una especie de híbrido de castellano, astur-leones y gallego-portugués. Es de temática basada en los intereses de la corte de la época, así que las referencias a aves que hallamos en él sobre todo se refieren (como solían acostumbrar en esta época) a aves de cetrería o sus presas. Vamos a rescatar dos fragmentos, que son especialmente interesantes.
            El primero menciona varias rapaces y algunas de sus presas:

[Cuando al palacio vien
apuesto e muy bien,
con armas e con caballos
e con escuderos e con vasallos,
siempre trae açores
e con falcones de los mejores;
cuando vien riberando
e las aves matando,
butores e abtardas
e otras aves tantas;
cuando del palacio llega,
Dios, que bien semeja!
Açores gritanto,
caballos reninchando,
aegre vien e cantando,
palabras de cortes fabrando
.]

            Hemos de aclarar que cuando habla de “butores y abtardas” se refiere al Avetoro y la Avutarda. La voz butor/bitor para la especie nombrada se usó hasta el siglo XVII por lo menos, y quizás llegó desde Francia, donde butor aparece, para la especie en cuestión, ya en textos del siglo XII.

            El segundo ejemplo detalla un buen número de aves comunes:

[El ruiseñor, que es buen jogral,
aquella corte fue morar;
don açor e don gavilan
en aquella corte estan
don cerrenicalo e don falcon,
don ... imo e don pavon,
el gayo e la gaya,
que son jograles de alfaya,
el tordo e el lengulado
e don palombo torcado
e el estornino e la calandra,
que siempre de amor cantan,
el pelisco e la sirguera,
que de todos los buenos eran
]

            Cuando habla del pavón se refiere claro está, al Pavo real, ya que el otro Pavo es americano, y en el siglo XIII los españoles no nos habíamos inventado ese continente.
            Este fragmento, es bastante interesante, ya que aparte de mencionar varias especies comunes, lo que las sitúa en el tiempo, cita dos aves que nos son desconocidas, el lengulado y el pelisco, dos nombres que se han perdido que son dignas  de que las tratemos más adelante en la sección de aves olvidadas.
           

jueves, 13 de diciembre de 2012

Las aves en la literatura clásica ibérica: La Abubilla



            Esta voz nombra a Upupa epops, única representante de este género en el mundo. Destaca por ser ave llamativa de color rosado, con un diseño ajedrezado en alas y cola, y con una cresta, también es célebre por el olor que despenden sus nidos, que les ha dado fama de sucias.

Los ejemplos que hemos encontrado sobre definiciones en la documentación antigua forman parte de distintos vocabularios, y aparte de dar una definición o correspondencia más o menos formal, algunos dan otros datos que encajan en alguno temas que trataremos más abajo.
Alfonso de Palencia (1490) hace referencia a la especie en su Universal Vocabulario en Latín y en Romance:

Opopon, en griego: por vpupa en latin: que es habubilla aue muy suzia avn que pareçe en el plumaie fermosa.

En Nebrija en 1495:
       Abubilla. ave upup-ae epop-opis.

Pocos años después (1499) es Rodrigo Fernández de Santaella quien la cita, ampliando su definición, con datos de su biología y costumbres, en el Vocabulario eclesiástico:
 Vpupa. pe. femenino genero me. cor. es aue que segund sus señales paresce ser la que llaman habubilla. Leuitici .xj. come hez o hienda humana y muchas vezes come y se mantiene de estiercol. Es aue muy suzia. tiene cresta de pluma. quasi semejante ala cogujada. esta en el estiercol o enlos sepulcros. Dizen que si alguno se vnta con su sangre: y duerme siente en sueño que lo quieren ahogar los demonios. vsan de su coraçon los hechizeros para sus maleficios. Dizen tanbien que desque es vieja y ni puede ver ni bolar sus fijos le sacan las plumas E pelada la vntan con çumo de ciertas yeruas y la abrigan con sus alas fasta que le nasce pluma tanto que viene abolar y ver como ellos segun que dize nuestro isidoro.

Varios ejemplos vistos hasta ahora usan la voz Habubilla, pero parece ser que la voz Abubilla  se impuso a otras formas, por lo menos dentro de los círculos académicos. Así lo atestigua el Bocabulario del Umanista de Palmireno (1569), los vocabularios posteriores ya la usan bajo esta forma:

                        Upupa, la Putput, la Abubilla

Dentro del grupo de referencias también podemos contemplar el refrán procedente de Refranes y proverbios en romance (Núñez, 1549):

Quando canta la habubilla, dexa el buey y toma la gavilla.

                       
Los escritos que ahondan en los detalles de la biología de la especie abunda, el primer ejemplo (y primera referencia a esta especie con este nombre) lo hallamos ya en el siglo XIII en El Libro de los animales que cazan de Muhamed Ibn Abdallah:

E dezimos assí, que son éstas: los corveznos chicos que an los pechos blancos e las habubiellas e las lechuzas e unas aves que an la color picaraçada de vermejo e de verde e dízenles en arávigo xitraquete. E de las aves del agua, unas aves blancas que andan en las marinas e dízenles en arávigo jamilas, e unas aves pequen[n]as que andan en los ríos que les dizen cigonnuelas.

            La siguiente referencia nos la da Pero López Ayala (1385), donde aparece bajo otra de las formas más comunes, y que aun se conservan como ornitónimo en varios lugares (Achutegui et al., 1982):

[Los Alcotanes] También buelan la bubilla

Fray Vicente de Burgos en su traducción de El Libro de Propietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus (1494), nos habla largo y tendido de la especie:

[]segund cuenta Costantino, que la sangre del cabo del ala diestra de la paloma, o de la golondrina, o de la abubilla, puesta caliente sobre la tela del ojo, la sana si es nueva, ca la sangre destas aves es muy ardiente & muy deguastante por la natura de las aves do viene. []
La abubilla, segund Isidro en griego ha el mesmo nombre porque come el estiercol de los ombres & es criada de suçiedades. Esta ave es muy suzia & ha en la cabeça cresta que le esta como un yelmo. Por la mayor parte mora entre las suziedades & en los sepulcros. Si una persona se unta de su sangre quando va dormir pareçerle a ver los diabolos dormiendo que le quieren afogar su coraçon. Vale a muchos experimentos & del usan los encantadores en muchas maliçias. Desta ave dizen los filosophos que quando es tan vieja que no vey & que no puede volar sus hijos le harrancan las plumas gruesas que nada le valen & le untan los ojos del sugo de algunas yervas mediçinables & debaxo de sus alas la crian fasta tanto que sus plumas son renovadas & que vey claramente & puede volar como las otras aves. []
[Los huevos] Estos pareçen a los de la pardiz pero son mas pequeños y mas feos de ver y de peor gusto, de mas fuerte olor, los pone en el estiercol y en la suziedad, son buenos para hazer encantaçion y malefiçios segund dize Plinio

El Cancionero de Juan Fernández de Ixar (finales del siglo XV) nos narra un hipotético comportamiento misericorde de la especie:

 puedese aconparar la virtud de la missericordia a los fijos de vna aue, que ha nonbre habubilla, los quales quando veen envejeçer su padre e su madre, asy que por vejedat han perdido su poder, fazenles vn nido, e aquellos los paçen asy como si fuesen pollos, e plumanles todas las plumas, e despues les quiebran los ojos, e asi los tienen dentro en el nido fasta tanto que por natura les nasçen las plumas e cobran la vista, e por aquesta via renueuan

Ya mediados del siglo XVI, el cetrero Juan Vallés, nos dice:

[El esmerejon] especialmente matan muy bien copada, y cugujada y perdiz, y abubilla, y cluquillo, y tordos

            No obstante, unas Loas anónimas de 1616 dicen (también lo dice el autor anterior
El esmerejón, que trepa
la región del aire vana,
á la abubilla atropella,
y ella dél huye y se aparta
.

Tenemos otra referencia, en el magnífico Libro de cetrería de Luis de Zapata (1583), escrito en verso:      
lo que matan es esto (ya estos buelos
no valen los torçuelos un comino)
cugujada estornino tortolilla
tordo charla abuuilla y tambien toma
esmerejon paloma, en Cataluña
me dezian que a la vña las auia.

Jerónimo de Virues (1592), habla de las plantas que usa la Abubilla y otras especies para alejar a los parásitos del nido:

les dio el mesmo natural instincto a muchas aves para defenderse con yervas y remedios de los gusanos y animales venenosos en sus nidos, como a las golondrinas con el apio; los halcones con la lechuga sylvestre; los cuervos con el agno casto o con la dragontina menor; la abubilla  con el culantrillo de poso


Ya vimos algunas referencias a propiedades médico-religiosas como el uso del corazón o los huevos para embrujos y maleficios, pero encontramos varios ejemplos más que usan diferentes partes del cuerpo y residuos de las Abubillas para curar diversos males. Así para agudizar el entendimiento (Villana, 1423):
Afuera d'estas cosas dichas que se comen por vianda e mantenimiento e plazer de sus sabores, se comen otras por melezina; así como la carne del omne para las quebrantaduras de los huesos e la carne del perro para calçar los dientes, la carne del tasugo viejo por quitar el espanto e temor del coraçón, la carne del milano para quitar la sarna, la carne de la habubilla para aguzar el entendimiento, la carne del cavallo para fazer omne esforçado, la carne del león para ser temido, la carne de la enzebra para quitar pereza.

Para curar el aojamiento (Villena, 1422):

Otros lo sahumavan con yerva tur e con aristología redonda e aun ruda con péñolas de habubilla e de lechuza.
             
            Alfonso Chirino (1429) en su Menor daño de la medicina recomienda para los males de renales:
E esto es tan bien para menuzar la piedra & para orjnar mucho para el que se le detiene la orjna & para
sacar el arena dela vexiga & Riñones Dizen para esto que la lengoa d ela habubilla secada et molida & beujda quu tira
la olujdança & trae Reminiçençia.
           
Hallamos una referencia más a las siniestras propiedades del corazón en Pedro Mejía (1540-50):
del coraçón de la habubilla, que huyen las hormigas dél, no de su cabeça ni pies

Francisco Santos (1665) va más allá aun:
La hormiga huye de la abubilla en tanta manera que muere si a ella llega

En el siguiente ejemplo la vemos en un listado de ingredientes para pócimas y conjuros (Balbuena, 1624):
Yerba del pito contra el hierro duro,
Ceniza de hombre muerto de algun rayo;
Estéril tierra de sepulcro oscuro;
Dos huesos de abubilla y papagayo;
Yedra cortada de arruinado muro;
Ruda encantada con rocío de mayo;
Pares de un abortivo, y la testera
De unicornio, habaela y de pantera.[]
Ni la que en su celebro la abubilla
A entender da los sueños aplicada;

Con esto último, tenemos que nombrar una piedra de cualidades maravillosas, que se halla en los nidos de Abubilla (de Burgos, 1494):
[La]Querina dize Diascoro que es una piedra hallada dentro del nido de la habubilla. Esta piedra revela & descubre los secretos, ca puesta so la cabeça de una persona que duerme dize claro lo que sueña. Esta piedra multiplica las fantasias y es muy amada de los encantadores, ca por ella hazen maravillas.

Como hemos visto, la Abubilla no estaba muy bien vista debido a su olor y a ser ave suzia, de ahí que en algunas de las historias que hemos encontrado se lleve la peor parte.
Quizá uno de los documentos más curiosos es el que aparece en el Libro de los Gatos (ya lo hemos visto hace tiempo en este blog). Texto del siglo XIV, tiene carácter moralizador a través de fábulas protagonizadas, en muchas ocasiones, por animales, y que en caso que nos ocupa se vale de la creencia de que, dado el mal olor de sus nidos, es un ave sucia.

XLII. Enxemplo de la abobilla con el ruyseñor.

La abobilla, que es pintada de muchos colores é mui bien crestada, dijo al ruyseñor: "Amigo, toda la noche andas cantando é saltando por los árboles, é nunca quedas: ven conmigo é folgarás un poco en mi nido." E él otorgógelo é descendió al nido del abobilla; mas tanto olia de mal por el estiércol que era hi, que non lo pudo endurar, é fuése su camino diciendo: "mas quiero por los árboles duros saltar toda la noche que non morar en tal lugar." El abobilla que face el nido en el estiércol, significa la mala mujer é los hommes lujuriosos, que algunas vegadas han lechos é puestos blandos, mas hiédenles muy mal por el pecado. El ruyseñor que anda por las ramas se entiende por los hombres ó por las mujeres que viven en los ásperos mandamientos de religión, é orando á Dios en las horas de la noche, loando é bendiciendo el su nombre. Aquestos tales mas cobdician estar en tales árboles é cantar, que non parescer en el nido del estiércol del pecado.

           
            No obstante, también es la encarnación de un rey castigado, así lo cuenta el mito de Thereo en su versión latina. Hemos hallado más de treinta referencias a este mito para el periodo aquí tratado. Una primera mención es la de Pero Díaz Toledo (1447):

Por lo cual dizen los poetas que todos fueron covertidos en ave: Filomena en ruiseñor, e Progne en golondrina, e Thereo en habubilla, e el fijo en faisan.

En el Arte de la caça de altanería Diogo Fernandes Ferreira (1625), también nos nos da una referencia poética cuando nos habla de la
Tereo, biendo el casso, dio con la messa en tierra y metió mano a la espada; ellas huyeron, Progne convertida en golondrina y Filomena en ruiseñor, Itis en faissán, Tereo en habubilla.
...y de la habubilla, por la significación de la corona en la cabeça y en la hermosura de las plumas pintadas de que se viste finge ser el rey, porque la habubilla tomada en la mano tiene mal olor, y el nido della lo mismo, con que se da a entender que los malos hechos, aunque los cometan reyes y personas graves se a de huir dellos, y volverles la cara, como a cossa abominable y hedionda.