Las aves en las fábulas de Esopo
Ya
hemos visto, cuando hablamos del Libro de
los Gatos, el carácter moralizador de las fábulas. En esta ocasión vamos a
ver las fábulas de Esopo, protagonizadas
por aves, que aparecen en el libro La vida y fábulas dell Ysopo, que el
editor valenciano Juan Joffré publicó en 1520. Como veremos algunas ya
aparecían en el Libro de los Gatos.
Las
aves mencionadas son el Milano, Grulla, Águila, Cuervo, Golondrina, Paloma, Halcón,
Cigüeña, Graja, Ruiseñor, Buitre, Corneja, Avutarda y Ánsar. Los textos no nos
dan muchos datos biológicos, pero nos idea del estatus que tenía cada una de
estas aves en el ideario de la época.
La fábula del mur y rana y del milano.
Aquél que
piensa mal y cosas contrarias contra otro no puede huyr, según que d' esta
fábula se muestra.
El mur,
queriendo passar un río, demandó ayuda a la rana, la qual se le ofreció mucho y
dixo que era contenta de lo passar muy seguramente ymaginando entre sí de lo
ahogar e matar, y díxole:
-Porque
passes más seguramente ata tu pierna a la mía.
Y el mur,
creyendo a sus palabras, dexóse atar con ella. E llegando en medio del río, la
rana començó a meterse dentro en el agua por afogar al cuytado del ratón, el
qual puso sus fuerças por se tener encima del agua. Ellos estando assí en
porfía, sobrevino un milano y arrebató y tomó en sus uñas al ratón que estava
sobre el agua y llevó también consigo a la rana que estava atada con él. E assí
los despedaçó y comió entrambos.
Significa
esta fábula que los que piensan mal y daño a otros y lo ponen por obra a las
vezes se destruyen a sí mismo por hazer mal a otros. Y assí perecen los que, so
especia de bien, hazen mal.
Muchos,
por hacer daño a otros, destruyen a sí mismos
La del lobo y de la grulla.
A cualquier
que faze bien al malo puede recebir mal por ello e no bien, de que oyas esta
exemplo:
Como el lobo
comiesse carne, atravesósele un huesso en la garganta y rogó a la grulla que,
como ella tuviesse largo cuello, le quisiesse poner melezinas e le librasse de
aquel peligro sacándole aquel huesso. Prometióle por ello de le dar gran
galardón. La qual, por sus ruegos e prometimientos le sacó el huesso, e assí
guaresció el lobo. La grulla, pidiéndole que le pagasse su trabajo e cumpliesse
lo que le prometió, dízese que el lobo le respondió:
-¡O, ingrata
y desagradecida! ¿No sabes que tenías tu cabeça dentro en la mi boca de manera
que te pudiera degollar si quissiera? Y te la dexé sacar sin te fazer mal. ¿No
te parece que te hize gran bien en ello, que me demandas más sobr' ello?
Esta fábula
nos demuestra que fazer bien a los malos no aprovecha porque nunca se acuerdan
del bien que reciben.
Los
malos nunca conocen el bien que les fazen
La del águila y de la raposa.
Esta fábula
muestra que los poderosos deven temer a los más baxos y pequeños.
El águila
robó y tomó a la raposa los fijos para dar de comer a los suyos. Ella,
siguiendo al águila, rogava que le diesse sus fijos. Y viendo el águila cómo
ella era poderosa y la raposa más baxa y pequeña no curó d' ella, mas antes la
menospreció. La raposa, llena de engaño, traxo fuego y pajas, y cercando el
árbol donde estava el águila con sus hijos puso fuego. Y como el humo y la
llama aquexassen al águila con sus hijos, forçada ella por causa que los fijos
no se quemassen tornó y dio los fijos a la raposa sanos y sin lisión.
Y assí nos
enseña esta fábula que no fagamos mal a los pequeños porque no se venguen de
nosotros. Ca en muchas maneras podría empecer el menor al mayor y allende
serían punidos de la llama y fuego de la justicia divina por ello.
Los
grandes no deven hazer mal a los pequeños porque muchas vezes se vengan d'
ellos
El que es
seguro y guardado por el mal consejo puede ser confundido, según prueva esta
fábula.
Una águila,
tomando en las uñas un caracol, boló con él en alto. La qual no podía
quebrantar al caracol porque se encogía dentro. Estando assí el águila, no lo
podiendo quebrar, sobrevino ende la corneja, y començándole de la alabar,
díxole:
-Por cierto,
muy buena caça traes, mas si por ingenio no usas, no te aprovecharás d' ella en
cosa alguna.
Entonces el
águila, prometiéndole parte de la caça, rogóle que le aconsejasse, la qual le
aconsejó en esta forma: que bolasse muy alto y que dexasse caer la caça sobre
alguna pena, y assí se quebrantaría la cáscara d' él.
-Y en esta
manera nos gozaremos y comeremos de tu caça.
E por este
mal consejo peresció el caracol, el qual por natura estava escondido y cubierto
de la concha.
Quiere dezir
esta fábula que muchas cosas se hazen por arte y prudencia y consejo, las
quales no se podrían fazer por fuerça.
Muchas
cosas se hazen por arte que no se hazen por fuerça
Los que
dessean y han gozo e ser alabados por palabras, arrepiéntese d' ello quando se
veen engañados, de lo qual se pone tal figura.
Un cuervo,
tomando de una ventana un queso, levólo encima de un árbol. Lo qual como viesse
el raposo, desseando el queso, con palabras engañosas començólo de alabar y
dezir en esta manera:
-¡O, ave muy
fermosa! No hay en todas las volatilias quien sea semejante a ti, assí en
resplandor de color como en disposición y forma muy dispuesta. Si tú oviesses
boz clara, no avría en las aves quien te levasse ventaja ni primor.
Y él,
gozándose de la vana alabança y queriendo complazer al raposo y mostrarle su
boz, començó a cantar. Y abriendo la boca, cayósele el queso que tenía en ella,
y no era bien en el suelo quando el raposo lo tenía ya. Y codicioso del queso,
en su presencia lo comió luego. Entonces el cuervo gemió de la vana alabança
con gran pesar que tenía, el qual no le aprovechava.
Amonesta esta
fábula que ninguno deve oyr ni creer las palabras engañosas y de vana alabança,
ca la vana y falsa gloria causa y trae verdadero enojo y dolor.
Quando
alguno de lo que en él no cabe es alabado, juzgue que la tal alabança trae
engaño
La del milano y de la madre.
El que
siempre blasfema, de balde ruega en la tribulación, sobre que se pone tal
fábula.
El milano,
seyendo enfermo largo tiempo, ya desesperado de la vida, rogava a la madre con
lágrimas que hiziesse por él romerías y prometiesse votos porque alcançasse
salud. Al qual respondió la madre y dixo:
-Hijo, bien
faré yo esso que me ruegas, mas he miedo que no aprovechará cosa porque tú has
destruydo todos los templos y ensuziaste los altares y no perdonaste aun a los
sacrificios, y agora que demandas salud, creo que no se alcançará.
Quiere dezir
esta fábula, que al que faze muchos males, quando se vee en tribulación y
peligro, no lo oyrán los sanctos si primero no limpia sus maldades. Porque el
que en la prosperidad offende a muchos, no hallará en la fortuna amigos, ca
quien blasfema y ensuzia los altares, por demás ruega a los sanctos.
El
que es blasfemador nunca de los sanctos es oydo en su tribulación
Quien no toma
buen consejo, arrepentir se ha d' ello, de que habla esta figura.
Como las aves
todas vieron arar y sembrarse el lino, no ovieron por nada esto. E la
golondrina, entendiendo esto, llamadas las otras aves, relatóles cómo esto era
un gran mal para ellas. Después, viendo cómo nascía y crecía la simiente,
díxoles cómo de cabo:
-Esto se faze
y crece en nuestro gran perjuyzio y detrimento. Venid y quitémoslo, ca como
creciere farán redes y lazos dende, y los hombres nos matarán por artificios
que farán del lino.
Menospreciando
el consejo d' ella, todas no curaron de proveer en ello. La golondrina, viendo
cómo no querían las aves tomar ni usar del buen consejo, passóse para los
hombres para que pudiesse bivir so su amparo y defensión en sus casas. Y las
otras, que no curaron del buen consejo, siempre con cuydado biven cayendo en
los lazos y redes.
Esto se
dirige contra aquéllos que quieren regirse por sus propias opiniones y no
quieren tomar el buen consejo de otro. El que esto dexa de fazer toma mal
consejo, e quanto menos se cata, con razón cae en redes y lazos.
Quien
no tomare el buen consejo, arrepentirse ha d' ello
La de las palomas y milano y falcón.
Esta figura
nos enseña que el que se encomienda al mal hombre, en lugar de ayuda e defensión,
rescibe daño e perdición de tal defensor.
Las palomas,
seyendo muchas vezes espantadas e huydas del milano, por ser seguras e
defendidas d' él, tomaron por defensor e señor al falcón fuerte e cruel,
pensando que so su amparo serían muy seguras d' él. El falcón, fingiendo y
dando a entender que lo fazía por castigo y correción d' ellas, començólas a
comer una a una. Entonces se dize que dixo una d' ellas:
-Por cierto,
más leve nos era padecer e suffrir las importunidades e abatimientos del milano
que tener tal defendedor, ca agora él mismo nos mata y destruye, por el qual
pensávamos ser defendidas. Mas, dignamente padescemos todo esto porque nosotras
mesmas fuemos causa de nuestro mal.
Significa
esta fábula que deve fazer el hombre sus fechos prudente e sabiamente, mirando
el fin que le puede seguir, y que mejor es padecer un poco de enojo que, por
quitar aquél poco, caer en otro peligro y molestia mayor.
El
que a malo se encomienda, en lugar de defensión halla perdición
La de la raposa y de la cigüeña.
Cómo lo que
no quieres para ti no dever procurar a otro, se coje d' esta figura.
La raposa
combidó primeramente a la cigüeña y puso ante ella el manjar e vianda rala y no
espessa en un plato, del qual no podía bien tomar con el pico. E assí tornó del
combite para su casa hambrienta. Después de algunos días, ella rogó a la raposa
que fuesse con ella a cenar, e acordándosele de la burla que avía recebido de
la raposa, dízese que la cigüeña puso las viandas dentro en una vasija de
vidrio, en la qual no podía caber el rostro e boca de la raposa. La cigüeña,
començando a comer primero de aquella vianda, e alabándola cómo era buena e
sabrosa, rogó a la raposa que comiesse d' ella, la qual, sintiendo la burla e
viéndose escarnescida, dízese que la cigüeña le dixo assí:
-Amiga, si
buena vianda me diste a comer, toma otra tal. E si lo tomas por mal, perdonar
deves, ca es galardón del tu trabajo, e assí se paga una burla o injuria por
otra.
Requiere esta
fábula a todos los burladores de dicho o de hecho, que quando otra semejante
burla se les torna a hazer, que lo tomen en paciencia.
Si
el burlador fuere burlado, súfralo de grado
La de la graja y de los pavones.
Enesta esta
fábula que ninguno deve fazer grandes muestras de cosas agenas, mas que es
mejor que de esso poco que tiene, se comporte y componga porque quando lo que
no es suyo le fuere quitado no sea en vergüença.
La graja,
llena de sobervia, tomando una vana osadía, presumió de se componer y vestir de
las plumas de los pavones que halló. E assí mucho guarnecida, menospreciando a
sus yguales, ella se entró en la compañía de los pavones, los quales,
conociendo que era de su naturaleza, por fuerça le quitaron las plumas y le
dieron picadas e la acocearon. E assí, escapando medio muerta e gravemente
llagada, avía vergüença, como estava assí destroçada o despedaçada, a su propia
generación, donde en el tiempo de su pompa, a muchos de los amigos injurió e
menospreció. A la qual se dize que dixo una de su linaje:
-Si tú
oviesses amado y estimado estas vestiduras que tu naturaleza te dio, assaz te
ovieran abastado, como son d' ellas contentas otras tus semejantes. E assí no
padescieras injuria, ni de nosotras fueras lançada y echada, y te fuera buena
si bivieras contenta con lo que naturaleza te dava.
El
que se ennoblece con lo ajeno, al tiempo que le es quitado queda afrentado
La del ruyseñor y del falcón.
Quien arma
assechanças contra otros conviene que tema porque no caya en su mesma malicia,
según dize este exemplo.
Como
estuviesse assentado el falcón en el nido del ruyseñor para mirar y especular
las alvas de las mañanas, halló allí los paxarillos fijos del ruyseñor, el qual
viniendo para su nido rogó al falcón que no hiziesse mal a sus hijos. Responde
el falcón:
-Faré lo que
me ruegas si me cantares bien.
El ruyseñor, por
miedo de perder los fijos, aunque no de gana, començó de cantar. Al qual dixo
el falcón:
-No cantaste
bien.
E assí tomó
un hijo e començólo de comer. E a esta misma ora, llegando ende un caçador, lo
prendió en un lazo que le armó calladamente y lo echó en tierra.
E assí, aquél
que contra otros pone lazos y assechanças, si no se guarda, cae en otras redes
y lazos semejantes, por quanto el engañador, mientra defrauda a otro, no se
guarda ni mira por sí e assí se engaña él mismo de otros en tanto que él faze
mal a otro.
Ninguno
haga a otro engaño, que otro está tras él que le arma lazo
La del buytre y de las otras aves.
El buytre,
fingiendo que querría honrar el día de su nacimiento, combidó a las otras aves
menores a cenar y, como estuviessen dentro en casa, cerró la puerta y començó
de matar una a una a todas las otras.
Esta figura
significa que los poderosos pocas vezes o ninguna combidan a los menores, salvo
a daño d' ellos.
Los
menesterosos por su daño son combidados de los poderosos
La de la corneja y de la oveja.
De las
injurias que se dizen a los inocentes el Ysopo nos recuenta tal fábula.
Una corneja
ociosa e holgazana subió encima de una oveja e assí se estava folgando allí. Y
como muchas vezes usasse de fazer este enojo a la oveja, dízese que ella le
dixo assí:
-Si al perro
enojasses o tentasses según que a mí lo fazes, ¿no sufrirías sus ladridos ni la
yra de la su boca?
La corneja
habló d' esta manera a la oveja:
-Yo me
assiento en los collados fuertes y sé a quién tengo de enojar o no, ca soy de
muchos años, y soy mala y áspera a los buenos e humildes, e muy amiga a los
malos y fuertes, e tal me criaron los dioses.
Esta fábula
increpa a aquellos que a los inocentes e buenos injurian e provocan, e no osan
solamente mirar a los malos y fuertes.
El
malo al bueno enoja, que a otro malo no osa
La primera fábula del águila y del cuervo.
El águila
bolando de una peña alta arrebató e tomó un cordero de una manada de ovejas,
llevándolo en alto. E viendo esto el cuervo, movido de embidia, vase bolando
contra un carnero con gran estruendo y boz, pensando de tomar y levar el
carnero como el águila. El qual se embolvió e implicó sus uñas en la lana del
carnero, de manera que no pudo, por mucho que batía las alas, descabullir y
salirse del vellón del carnero. Y como lo viesse el pastor assí estar travado
en la lana, corre para el cuervo e tomándolo y cortándole las alas, lo dio a
los moços para jugar con él. E como uno le preguntasse qué ave fuesse,
respondió el primero:
-Quanto al
coraçón fui águila. Agora me conozco que soy cuervo.
Significa
esta fábula que el que osa y acomete allende y más que sus fuerças requieren,
que muchas vezes cae en fortunas y fazer reyr al pueblo de sí.
Ninguno no cometa hazer a lo que sus fuerças
bastantes
El aguila yva
siguiendo tras una liebre por la tomar. La qual, viendo que se no podía
escapar, por no ver a quién se acoger para ser defendida, en cabo vio un
escaravajo, del qual pidió socorro y ayuda encomendándosele mucho como menguada
de defensor. El escaravajo la recibió en su amparo prometiéndole que él la
defendería. En este estante vio cómo el águila se acercava, a la qual él ruega
muy afectuosamente que no quiera enojar ni matar la liebre que era de su
encomienda. El águila, menospreciando la poquedad del escaravajo, no curó de
oyrlo, mas ante él mismo tomó y mató la liebre. El qual, sintiéndose por
injuriado, síguela y procura por saber dónde fazía el águila su nido. Por
tiempo el águila pone sus huevos. Y como esto supo el escaravajo, subió y boló
al nido del águila, donde echó y lançó sus huevos en tierra. El águila, movida
y incitada de pesar y manzilla que avía de los huevos perdidos, subió alto para
Júpiter, porque es ella ave muy sagrada a aquel Dios, y demandóle que le mande
dar un lugar cierto y seguro para poner sus huevos. Él le otorgó que como viere
que es tiempo abile, que los ponga en el seno del mismo Júpiter. El escaravajo,
como oyesse todo esto, aguardó en qué tiempo pondría el águila los huevos y,
sabido quando los puso, él sube bolando con una pella de estiércol donde estava
Júpiter y dexa caer la pella en el seno de Júpiter donde estavan los huevos. Y
como sintiesse en el seno Júpiter la pella de estiércol, queriendo quitar y
echar de su seno el estiércol, en uno con él derribó los huevos del seno. Y
desde allí se dize que el águila no pone huevos mientra ay escaravajos.
Quiere dezir
esta fábula que no es de injuriar a alguno por pequeño que sea, porque no ay
ninguno que sea injuriado que no reciba vengança como vee tiempo.
No
es del bueno menospreciar el ruego
La del labrador y de la abutarda.
El que con
los malos en compañía es tomado, por ygual pena es pugnido con ellos, según nos
enseña esta fábula.
Un labrador
paró sus lazos en el campo para tomar las grullas e ansares porque le destruyan
sus panes e semientes, y prendió con ellas una abutarda, la qual viéndose presa
y tomada, rogava al labrador que la soltasse, pues ella no era grulla ni ansar,
ni degeneración de ansares, mas abutarda, que es ave piadosa entre todas las aves,
porque no desampara a su padre en su vejez, mas antes en todos los tiempos lo
sirve. El labrador sonriéndose, díxole:
-Lo que
fablas no me huye ni soy ignorante, y esso que eres bien te entiendo. Mas pues
eres tomada en compañía con estas grullas y ansares que me han dannificado el
campo, conviene que con ellas juntamente mueras, porque eres fallada como
éstas.
Quiere dezir
esta fábula que nos guardemos de la mala compañía.
El
que del malo se acompaña, por malo es tenido
La del galápago o tortuga y de las aves.
Sin gran
trabajo no puede alguno subir a las cosas altas, y quanto más alto sube allende
de su naturaleza, tanto más gravemente cae abaxo, como esta fábula da
testimonio.
Estando todas
las aves ayuntadas en uno, vino el galápago entre ellas diziendo assí:
-Si alguna de
vosotras me alçasse en alto, por cierto yo le mostraría las conchas en que se
crían muchas piedras preciosas, lo qual yo no puedo por mí acabar aunque
continuamente anduviesse, porque yo ando muy poco, de manera que según mi andar
pesado, en un día entero andaría bien poco.
Las aves,
oyendo este offrecimiento y prometimiento muy engañoso, alegres mucho por ello,
deputáronle el águila, que es la que más alto y más presto entr' ellas buela
para que lo alçasse según su desseo del galápago. La qual tomándolo en las
uñas, lo subió assaz alto por los ayres, donde le demandava que le mostrasse
según avía prometido las conchas que crían las piedras preciosas. E como el
galápago esto no pudiesse cumplir, el águila començó de lo apretar con sus uñas
ásperas. Y él gimiendo, dixo assí:
-Estos
tormentos no oviera yo padecido si no oviera demandado ser alçado suso en el
ayre.
E oydas estas
palabras, el águila desamparó a él, e cayendo en tierra fue muerto y
despedaçado, al qual la natura tan fuertemente oviera armado.
Amonesta esta
fábula que cada uno sea contento de su estado que la natura le dio porque la
sobervia pocas vezes va o llega a buen fin, mas antes para cayda.
A
gran sobida, gran decendida
La del pavón y de la grulla.
No deve
alguno, aunque tenga virtud o excelencia mayor que otro, menospreciar y
desechar a otros, porque aunque ellos carezcan de aquélla, puede ser que tengan
otra mejor que la que él tiene, según se muestra por este exemplo.
La grulla fue
rogada del pavón que cenasse con él. Y estando en uno a cenar, sobre muchas
hablas y razones que departían, fue quistión entr' ellos sobre las virtudes y
bienes naturales de que eran dotados. E començó el pavón a alabarse y ensalçar
a sí mismo por razón de sus plumas que eran muy hermosas, varias y
resplandescientes como el espejo. Y esparziendo y alçando la cola sobre sí y
sobre la grulla, dixo:
-Cata que tú
misma puedes considerar mi hermosura y quánto te sobrepujo mirando a tu cuerpo
y tus plumas como son sin algún color luzientes, solamente de color gris y sin
disposición agradable.
Entonces,
respondiendo la grulla, dixo assí:
-Yo conozco y
no contradigo que tú me excedes en fermosura de las plumas. Mas, aunque la
natura te aya dado aquéllas más hermosas y excelentes que las mías, empero por
esso tú no puedes bolar suso en los ayres, mas estás baxo en tierra porque no
bastan ellas para te alçar y sostener; y las mis plumas, aunque no
resplandezcan y sean indispuestas y feas, bastan para me alçar y sostener en el
ayre, de manera que las maravillas d' este mundo yo puedo con gozo y alegría
del coraçón contemplar, en tanto que tú con tu sobervia, quedas en tierra
procediéndote.
Pues no deves
menospreciar a alguno por la hermosura que Dios te ha dado, porque no sabes tú
de quáles virtudes sean dotados los otros.
Quien
tiene alguna excelencia no ultraje a otro porque no la tiene, que
puede tener quatro que él no tenga
La de la corneja sedienta.
Cómo la
prudencia e industria muchas vegadas suplen y cumplen la vez o defeto de las
fuerças nos enseña la presente fábula.
La corneja
con sed grande vino a un pozo donde falló una herrada en el hondo de la qual
estava una poca de agua en tan chica quantidad que la ave no podía bever d'
ella salvo trastornándola, y no bastava para ello su fuerça porque era pesada.
E assí, movida la corneja de impaciencia, pensando toda manera de ingenio que
podía considerar para que pudiesse satisfazer a la sed de que quasi quería
morir, cogió de las pedrezuelas que podía traer con la boca con las quales,
echándolas en la herrada, dentro hizo crecer el agua y assí falló manera cómo
ligeramente pudiesse bever d' ella y amató su sed.
Significa
esta fábula que por arte e ingenio puede hombre fazer muchas cosas, las quales
por fuerça no podría cumplir.
Con
la prudencia e industria se suple el defecto de las fuerças
La del ansare y de su dueño.
Cualquier que
tiene lo que ha de tener suficientemente e no se contenta d' ello, mas codicia
allende de lo que deve, justamente pierde lo que tiene, sobre lo qual se dize
tal fábula.
Tenía un
hombre un ansare que cada día le ponía un huevo de oro en su nido. Mas este
hombre no solamente dexava de ser contento con esto mas codiciava que le
pusiesse dos huevos cada día. Mas el ansare, no podiendo fartar la codicia de
su señor, quanto más podía, ponía su huevo según que lo avía de costumbre.
Empero, el hombre pensando sobre esto, dónde venía este huevo de oro, consideró
e creyó que algún thesoro devía tener escondido el ansare dentro en sí, del
qual sacava este huevo assí. Y por ende, por su gran codicia porque puediesse
tomar todo aquel tesoro una vez juntamente, mató el ansare. E abriéndola por
las tripas buscó el tesoro por todas partes, e como no fallase cosa alguna y
muriesse el ansare, perdió toda su esperança. Y conociendo su culpa grande, después
que pensó bien en sí la locura en que avía caydo, con sospiros y gemidos ovo de
soportar su mal y pena, porque cosa ygual era y conforme a la razón, que pues
era rico y codiciando más, perdió lo que tenía, que lo soportase en paciencia
imputando así.
Pues conviene
a cada uno que se contente de lo que Dios le ha dado y no tenga por poco o que
es razonable para él, mas antes dé gracias a Dios por ello, e no pierda lo que
tiene por alcançar otras cosas mayores.
La
cobdicia desordenada rompe el saco
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