En una entrada anterior nos
aventuramos en el origen de la voz paloma,
en aquella entrada citábamos otras voces que los diccionarios etimológicos
vinculaban al latín, sin más explicación, tal era el caso de perdiz, generada del latín perdix, ¿pero que significado tiene el
latín perdix?
Resulta que
los romanos la tomaron del griego πέρδιξ (perdiks), que viene a significar lo
mismo. Otras lenguas del continente euroasiático tienen voces para nombrar a
este grupo de aves, que curiosamente tienen algún parecido: en catalán es perdiu, en euskera es eperra, en inglés
es partridge, en finlandés peltopyy, en francés perdrix, en holandés patrijs, en italiano pernice, en mongol partrij, en provenzal perditz, en rumano potarniche... Como podemos ver todas tienen en común una raíz del tipo
perd- o part-, los expertos conjeturan un posible origen en la lengua protoindoeuropea,
algo así como *perd-, y que vendría a
ser la onomatopeya de reclamo de las perdices. El hecho de que en euskera
exista una voz de la misma familia parece apoyar un origen previo, ya que esta
lengua no está vinculada con la lengua indoeuropea.
Por cierto,
parece ser que la raíz dio origen al latín pedere:
expeler gases a través del tracto digestivo, o sea tirarse pedos, quizá el nombre de las aves apareció por comparación
de uno y otro sonido, y aunque el reclamo de las perdices que conocemos no se
parece mucho, hay otras aves de taxones cercanos que emiten ruidos parecidos,
quizá se aplicó en un principio a otras especies y luego pasó a usarse para las
que hoy conocemos como perdices, hemos de tener en cuenta que han pasado miles
de años desde aquel primigenio perd-.
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