martes, 22 de abril de 2014

Las aves en la mitología clásica: Progne y Filomena

   Vamos a repasar en esta ocasión un mito griego en el que, además de los acostumbrados líos de faldas y terribles consecuencias para los implicados de los mitos griegos, aparecen algunas aves: el ruiseñor, la golondrina y la abubilla.

   Progne y Filomena eran hijas del rey de Atenas, Pandión, Progne se casó con Tereo, rey de Tracia. El destino quiso que Tereo tuviese que ir a recoger a su cuñada, Filomena, para llevarla junto a su hermana. Tereo estaba enamorado de Filomela, y durante el viaje le expresó sus sentimientos. Ella lo rechazó de forma tajante, por lo que Tereo despechado le arrancó la lengua con unas tenazas, y la encierró en un castillo. A Progne le cuenta que su hermana murió en el viaje.

 Filomela durante su encierro se dedicaba al bordado, y así concibió la idea de bordar con seda la historia de su infortunio, con ánimo de que la labor llegase a manos de Progne, a través de una esclava. El encargo fue cumplido, y Progne, al ver la labor, se dio enteró del crimen cometido por Tereo, así que pensó cual habría de ser la venganza. Como la venganza es un plato que se sirve frío, Progne trazó un plan perfecto con banquete incluido, si bien el menú no iba a ser plata de gusto a Tereo.


   Las mujeres de Tracia celebraban en aquellos momentos las fiestas de Baco, llamadas orgías, así que Progne salió del palacio disfrazada, sin saber muy bien cómo, se las arregló para conducir a las demás mujeres al castillo en el que su hermana estaba cautiva, sacándola de allí. Una vez liberada Filomena debían continuar el plan, Progne mató a su hijo Ytis, y mandó que lo cocinasen (no se si estofado o en salsa) para la cena. Cuando Tereo terminó de cenar, Filomela salió con otra bandeja con la cabeza del niño. Esto era demasiado para Tereo, intentó atraparlas para matarlas, pero, con ayuda de los dioses, a ellas las salieron alas y pudieron volar a salvo,  Filomela (esta voz que nombró a los ruiseñores en la gracia antigua, significaría amante del canto, de philos: amante y melos: canto, música), metamorfoseada en ruiseñor, huyó a la espesura del bosque, Progne, convertida en golondrina (recordemos que esta voz aparece en el nombre científico del avión roquero, Ptyonoprogne del griego ptyon: abanico, por la forma de la cola, y progne: golondrina, o sea golondrina de cola de abanico), conservó sobre su plumaje las manchas de la sangre de Itys, en cuanto a Tereo, se convirtió en abubilla, y no cesó de perseguirlas jamás, esto explica que estas tres especies tengan comportamiento migrador.

    Dijo el poeta Ovidio en Metamorfosis,  en el año 671:
Él, veloz por su dolor y por su deseo de castigo, se convierte en un ave que tiene una levantada cresta en la coronilla; el pico se alarga desmesuradamente sustituyendo a la larga pica, abubilla es el nombre de este ave, con aspecto parecido al de un guerrero armado.

  

   Un último apunte, este mito se mantuvo en la mente colectiva durante siglos, y todavía algunos ancianos recitan o cantan el romance de Blancaflor y Filomena, que no es otra que la historia de Progne y Filomena.

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